Manejo endovascular de la lesión arterial axil-subclavia: una revisión de la experiencia publicada
Antecedentes: El papel del tratamiento endovascular en los traumatismos vasculares, incluida la lesión de las arterias subclavia y axilar, sigue evolucionando. A pesar de la creciente experiencia en la utilización de estas técnicas en el entorno de la enfermedad arterosclerótica y aneurismática, los informes publicados en lesiones arteriales subclavias y axilares traumáticas siguen limitándose a informes de casos esporádicos y series de casos.
Métodos: Se llevó a cabo una revisión de la literatura médica desde 1990 hasta 2012 utilizando las bases de datos Pubmed y OVID Medline para buscar todos los informes que documentan el uso de la colocación de stents endovasculares para el tratamiento de las lesiones de las arterias subclavias o axilares. Se identificaron 32 informes publicados. Se analizaron los manuscritos individuales para resumir los datos relativos al mecanismo, la localización y el tipo de lesión, la técnica endovascular y el tipo de endoinjerto utilizado, el seguimiento y los resultados radiográficos y clínicos.
Resultados: El uso de la endoprótesis endovascular para el tratamiento de las lesiones de las arterias subclavias (150) o axilares (10) se describió adecuadamente sólo en 160 pacientes desde 1996 hasta la actualidad. El tratamiento endovascular se empleó después de una lesión penetrante (56,3%; 29 GSW; 61 SW), un traumatismo cerrado (21,3%), una lesión iatrogénica relacionada con un catéter (21,8%) y una lesión quirúrgica (0,6%). Las lesiones tratadas incluyeron un pseudoaneurisma (77), una fístula AV (27), una oclusión (16), una transección (8), una perforación (22), una disección (6) u otras lesiones no descritas completamente (4). La colocación inicial del stent endovascular tuvo éxito en el 96,9% de los pacientes. Los períodos de seguimiento radiográfico y clínico, desde el alta hospitalaria hasta los 70 meses, revelaron una permeabilidad de seguimiento del 84,4%. No se informó de ninguna mortalidad relacionada con la intervención endovascular. Sólo se informó de nuevos déficits neurológicos tras el uso de modalidades endovasculares en un paciente.
Conclusión: El tratamiento endovascular de las lesiones traumáticas de las arterias subclavia y axilar sigue evolucionando. Los primeros resultados son prometedores, pero la experiencia con esta modalidad y los datos sobre el seguimiento tardío siguen siendo limitados. Se justifica la realización de estudios prospectivos multicéntricos adicionales y la captura de datos de estos pacientes para definir mejor el papel de esta modalidad de tratamiento en el contexto de los traumatismos.