Valeria Messalina de Roma – Adulterio Real
La antigua élite de la cultura romana giraba tanto en torno a la obtención del poder político como a la capacidad del hombre para demostrar su poder sexual y nos han dado la palabra ‘vagina’ que se traduce como la vaina de la espada en latín. De hecho, muchos de los primeros emperadores romanos eran fenomenalmente impopulares por su degeneración erótica y su crueldad sádica. Sin embargo, las mujeres no se quedaron atrás y el Imperio Romano también produjo algunas de las mujeres más crueles, ambiciosas y escandalosas de la historia. Uno de los nombres de esas mujeres que destaca por encima de todos los demás es el de Valeria Mesalina, la poderosa, influyente, despiadada y sexualmente insaciable tercera esposa del emperador romano Claudio. En la antigua Roma, fue un símbolo de vanidad e inmoralidad y se la identificó como una de las mujeres más corruptas y libertinas de la historia.
Valeria Mesalina nació alrededor del año 20 d.C., como segunda hija y primera de una familia romana bastante reputada y con raíces reales. Su madre, Domitia Lepida Minor, era nieta de Marco Antonio y su tío materno, Gnaeus Domitius Ahenobarbus era el padre biológico del emperador Nerón, lo que le convierte en primo hermano de Mesalina, a pesar de la diferencia de edad de diecisiete años. Además, sus dos abuelas habían sido no sólo medio hermanas, sino también sobrinas de Augusto César.
Poco se sabe de Mesalina antes de casarse con Claudio. Según el árbol genealógico, eran primos y su matrimonio fue concertado más por el interés de la familia por la cercanía al trono que dirigido por el amor. Antes de casarse con Mesalina, Claudio se había casado dos veces. Primero se casó con Plantia Urgulanilla, de la que se divorció por supuesto adulterio, y luego se casó con Aelia Paetina, con la que tuvo una hija. Más tarde se divorció de ella, ya sea por los abusos emocionales y mentales de Paetina o porque el matrimonio se convirtió en un lastre político. Después, Mesalina, una tierna adolescente, descrita como una chica extremadamente bella, delgada y de rápidos movimientos, con ojos negros como el azabache y masas de pelo negro rizado, se convirtió en la cuarta esposa de su primo Tiberio Claudio César, mucho mayor que ella, que le llevaba 35 años.
Durante ese tiempo Claudio no tenía ningún rastro de su ilustre abuelo Marco Antonio en él e incluso su madre Antonia lo llamó un monstruo de hombre. Sin embargo, al año siguiente llegó una hija llamada Claudia Octavia, que acabaría casándose con su hermanastro Nerón para convertirse en emperatriz y en el año 41 d.C. nació Tiberio Claudio Germánico, más conocido como Británico, cuyo nacimiento dio a Mesalina el control adicional sobre Claudio, ya que le proporcionó un heredero. Desgraciadamente, Britannicus fue posteriormente envenenado por su hermanastro Nerón en el año 55 d.C.
Después de que Claudio llegara al poder, revocó la orden de exilio de sus sobrinas, las hijas del hermano de Calígula, Germánico, Agripina y Julia Livia, que fueron enviadas al exilio por Tiberio después de que Calígula abusara de ellas y las violara. Agripina se casaría posteriormente con Claudio tras la muerte de Mesalina. Claudio les devolvió sus propiedades, títulos y dinero a su regreso a Roma. Sin embargo, Mesalina odiaba el traslado. Se puso celosa, sobre todo de la bella y joven Julia, que era la favorita del emperador. Posiblemente también temía que las dos hermanas y sus maridos pudieran urdir un plan para reclamar el trono y desbancar tanto a Claudio como a su esposa. Antes de darles ninguna oportunidad, Mesalina presentó cargos de adulterio, inmoralidad e incesto contra Julia y convenció a Claudio para que la desterrara y finalmente dispuso que la mataran en el exilio, mientras que su marido, Marco Vinicio, fue ejecutado por un cargo de adulterio. Sin embargo, Agripina se libró de la fatalidad, ya que se mantuvo sabiamente en un segundo plano.
El siguiente objetivo de Mesalina fue su padrastro, Apio Sileno, el gobernador de España oriental, que tenía estrechos vínculos con el trono. Sileno se casó con la madre de Mesalina, Domitia Lepida Minor, tras la muerte de su marido y, desgraciadamente para él, Mesalina se encaprichó con su nuevo padrastro, que no le correspondió. Como él rechazó repetidamente sus avances, Mesalina se sintió insultada y decidió darle una lección. En el año 42 d.C., la emperatriz se confió y se alió con Narciso, el secretario de Claudio, y a instancias suyas Narciso afirmó que había tenido una visión en la que Silano había apuñalado al emperador. Para echarle más leña al fuego, Mesalina le respaldó afirmando que ella también había tenido un sueño similar. Fue lo suficientemente fuerte como para convencer a Claudio, un hombre supersticioso y fuerte creyente en los malos presagios, que rápidamente arrestó y ejecutó a Apio Sileno.
Messalina podía hacer cualquier cosa para vengarse. El senador Valerio Asiático se ganó su ira, ya que no estaba dispuesto a desprenderse de sus hermosos Jardines de Lúculo, que ella deseaba para sí. Sin embargo, había otra razón para su arraigado odio hacia Valerio. Era el amante de Popea Sabina la Vieja, con la que Mesalina mantuvo una vez una feroz rivalidad por el amor del famoso actor Mnester. A instancias de ella, Asiático fue juzgado en los aposentos privados del emperador acusado de conspiración contra el emperador, de adulterio con Sabina y de participar en actividades homosexuales. Pero en lugar de declararse culpable, se le permitió suicidarse abriéndose las venas. Esto creó una gran indignación entre los senadores, que culparon tanto a Mesalina como a Claudio del asesinato de Valerio Asiático sin notificarlo al Senado y sin juicio. Sin embargo, a pesar de todo, Mesalina hizo que sus agentes acosaran a Popea Sabina con amenazas de cárcel, lo que finalmente la llevó al suicidio.
Se argumenta que las acusaciones de exceso sexual que se hicieron en los años siguientes, fueron posiblemente los esfuerzos para dañar la reputación de Mesalina y el resultado de la hostilidad por motivos políticos. Sin embargo, se dice que mientras Claudio estaba de viaje en Britania, Mesalina invitó una vez a una de las mejores prostitutas de Roma y la retó en una competición para demostrar quién podía tomar más amantes en una noche. Según el autor romano Plinio el Viejo, en esa competición celebrada en el palacio imperial, Mesalina se impuso con un total de 25 amantes frente a los 24 de su oponente, después de mantener relaciones sexuales sin parar durante todo el día y la noche.
Muchos historiadores romanos afirmaban que Mesalina utilizaba el sexo como arma para controlar a los políticos y probablemente tuvo 150 amantes durante su vida. Según ellos, incluso tenía un burdel con un nombre falso, donde las mujeres de clase alta eran obligadas a trabajar como prostitutas y posteriormente eran chantajeadas por ello. En su sexta sátira, el poeta Juvenal describió vívidamente cómo la emperatriz trabajaba clandestinamente toda la noche en un burdel bajo el nombre de Lycisca o la Loba. Aunque las historias parecen poco realistas para la emperatriz de Roma, mucha gente las creyó sin ninguna duda.
Se dice que Claudio no tenía ni idea de las indiscreciones de su esposa o simplemente prefirió ignorarlas, ya que le ayudaba a deshacerse de sus enemigos y más tarde negó que no estuviera al tanto de sus acciones. Por otro lado, Mesalina empezó a creer que, como esposa del emperador y madre de sus hijos, su autoridad era incuestionable y nadie tendría el valor de oponerse a sus acciones. Pero su caída comenzó cuando conoció a su nuevo amante, un atractivo y joven senador llamado Cayo Silio que, a pesar del rechazo inicial, cayó bajo su magnético hechizo, aunque ya estaba casado con la hermana de la primera esposa de Calígula. Por aquel entonces Claudio tenía 56 años, estaba a menudo enfermo y no era en absoluto un hombre atractivo para la joven, bella y libidinosa Mesalina. No era imposible que estuviera preocupada por su sombrío futuro en caso de muerte de su marido mientras sus hijos eran pequeños. Dadas las circunstancias, urdió un plan que podría calificarse como una de las conspiraciones peor planificadas de la historia del mundo. Como Cayo Silio era popular entre la Guardia Pretoriana y el pueblo, no hizo nada por ocultar su romance con Cayo Silio y le convenció para que se casara con ella. También le convenció de que, tras su matrimonio, derrocarían a Claudio aprovechando su debilidad y gobernarían juntos el imperio, mientras que Silius adoptaría a Britannicus y así se aseguraría su futura adhesión.
En el año 48 d.C., cuando Claudio estaba de visita oficial en Ostia, Mesalina se casó con su último amante Cayo Silio, sin divorciarse de sus parejas legítimas. En ese momento, el antiguo aliado de Mesalina, Narciso, se dio cuenta de la posible implicación del matrimonio e informó a Claudio de todo ello. Claudio se apresuró a regresar a Roma y ejecutó inmediatamente a Silio. También ejecutó a Cayo y a muchos otros invitados a la boda, mientras que otros salieron volando en todas direcciones. En su intento desesperado por salvar la situación, Mesalina intentó acceder a su marido en el palacio con sus hijos. Pero se les negó el acceso y fueron enviados a los Jardines de Lúculo, donde Mesalina se refugió con su madre. A pesar de las crecientes pruebas contra Mesalina, los sentimientos de Claudio se estaban ablandando y quería perdonarla, ya que pidió verla por la mañana para una entrevista privada. Pero al darse cuenta de su intención, se tomaron medidas para impedir su encuentro. A Mesalina se le dio la honrosa opción de quitarse la vida, pero como estaba totalmente aterrorizada y era incapaz de usar la daga con eficacia para cortarse la garganta, el golpe de un guardia la atravesó.
Tras la muerte de Mesalina, Claudio declaró que no volvería a casarse, pero en poco tiempo, se casó con su cuarta esposa Agripina, la hermana menor de Calígula.
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