Las relaciones con los demás son intensas pero tormentosas e inestables, con marcados cambios de sentimientos y dificultades para mantener conexiones íntimas y cercanas. La persona puede manipular a los demás y a menudo tiene dificultades para confiar en los demás. También hay inestabilidad emocional con cambios marcados y frecuentes hacia una depresión vacía y solitaria o hacia la irritabilidad y la ansiedad. Puede haber un comportamiento imprevisible e impulsivo que puede incluir el gasto excesivo, la promiscuidad, el juego, el abuso de drogas o alcohol, el robo en tiendas, comer en exceso o acciones físicamente auto-dañinas como los gestos de suicidio. La persona puede mostrar una ira o rabia inapropiada e intensa con rabietas, cavilaciones y resentimientos constantes, sentimientos de privación y una pérdida de control o miedo a la pérdida de control sobre los sentimientos de ira. También hay alteraciones de la identidad con confusión e incertidumbre sobre la identidad propia, la sexualidad, los objetivos y valores de la vida, las elecciones profesionales, las amistades. Hay un sentimiento profundamente arraigado de que uno es defectuoso, dañado o malo de alguna manera, con una tendencia a ir a los extremos en el pensamiento, los sentimientos o el comportamiento. En situaciones de estrés extremo o en casos graves pueden producirse breves episodios psicóticos con pérdida de contacto con la realidad o comportamientos o síntomas extraños. Incluso en los casos menos graves, suele haber una importante alteración de las relaciones y del rendimiento laboral. La depresión que acompaña a este trastorno puede causar mucho sufrimiento y puede llevar a graves intentos de suicidio.