Shakur, cuya madre, una antigua Pantera Negra, eligió para él un nombre asociado a un revolucionario inca, rapeó con elocuencia sobre las dificultades (y la dura fiesta) de una manera que pocos raperos habían hecho antes. Se convirtió en uno de los raperos más vendidos de la década de 1990, obteniendo una nominación al Grammy en 1996 por su álbum «All Eyez on Me». También protagonizó varias películas, entre ellas «Poetic Justice» junto a Janet Jackson.

Es esa mezcla de identidades de gángster, actor, amante, jugador y poeta la que parece despertar a los dramaturgos. «No es un error que su vida se cuente en el teatro», dice Kamilah Forbes, directora artística del Festival de Teatro Hip-Hop, con sede en Nueva York. «Actuaba constantemente».

En la nueva biografía «Tupac Shakur: The Life and Times of an American Icon», los autores Tayannah Lee McQuillar y Fred L. Johnson III escriben sobre las luchas del rapero en términos míticos, comparando su historia con las de Ricardo III, Willy Loman y otras figuras trágicas de la escena. «Habrá muchas más películas, libros y obras de teatro sobre Tupac», escriben. «Asegurarán su lugar en el panteón de los héroes/antihéroes de doble naturaleza.»

¿Pero qué Tupac representar en el escenario? ¿El poeta sensible acusado de escribir letras misóginas? ¿El rapero que sobrevivió a un disparo y cumplió condena por agresión sexual? ¿O el niño que interpretó a Travis en una producción de Harlem de «A Raisin in the Sun» y que estudió canto y ballet en la Escuela de Artes de Baltimore?

La primera obra de teatro sobre Shakur que tuvo repercusión después de su muerte fue «Up Against the Wind», de Michael Devell Winn, representada en la Juilliard School en el año 2000, mientras el Sr. Winn era estudiante allí. (El patrimonio de Shakur, que supervisa el uso de la música del rapero, no se ha involucrado en el desarrollo de las obras.)

«Un chico joven crece en el gueto, alcanza la fama y el estrellato y luego muere joven», dijo el Sr. Winn. «Es una cosa de James Dean».