El bálsamo labial perfecto es a la vez lo suficientemente fino como para hundirse en tus labios y lo suficientemente grueso como para asentarse sobre ellos en una capa protectora e impermeable. En otras palabras, no existe, pero puedes fingirlo con una pequeña capa inteligente.

Si tus labios están dolorosamente secos en este momento, trata de frotar una pequeña porción de tu crema hidratante facial habitual o crema para los ojos en tus labios desnudos, y luego unta un bálsamo espeso encima. Las lociones y cremas contienen más agua e ingredientes hidratantes que el bálsamo labial, pero lo más importante es que están formuladas para ser absorbidas por la piel. Poner algo ceroso y oclusivo encima ralentiza el proceso de evaporación, manteniendo la hidratación justo donde la necesitas: en tus labios secos, agrietados y miserables. Esta técnica es un regalo del cielo para cualquiera que tenga los labios agrietados, pero es especialmente útil para las personas que no pueden usar lanolina. El sebo ceroso de las ovejas cura la piel seca como ninguna otra cosa en la tierra, pero es un alérgeno bastante común; tratar de encontrar un bálsamo labial eficaz sin él es más difícil y más caro que poner dos productos que ya tienes.

Cualquier crema hidratante que te guste funcionará aquí, siempre y cuando no contenga ingredientes activos. Seguro que las concentraciones de retinol, exfoliantes químicos (AHAs, BHAs o de otro tipo) y derivados de la vitamina C que se encuentran en las cremas hidratantes son minúsculas, pero no vale la pena arriesgarse. No te pongas tu crema de retinol favorita en los labios; utiliza en su lugar un aceite facial, un sérum hidratante, una crema de ojos, una crema de manos o incluso una loción corporal. Tus labios te lo agradecerán.