Cómo los aztecas dieron forma al mundo moderno

Jordyn Savard

Los aztecas fueron una influencia prominente en el mundo en el que vivimos hoy.

Los aztecas dominaron el centro de México desde su gloriosa capital, Tenochtitlán (actual Ciudad de México) desde su llegada durante el siglo XIII como tribu nómada a Mesoamérica. Fueron la civilización nativa más poderosa de la época, lo que se debió a su desarrollo de «una intrincada organización social, política, religiosa y comercial».

Tras la invasión española liderada por Hernán Cortés en el siglo XV, era natural que la increíble influencia e inventos del modo de vida azteca se extendieran por toda Norteamérica y más allá. Ya sea a través de su arquitectura, sus leyes o su agricultura, los matices de la civilización azteca son visibles en todo el mundo.

Con sus estructuras judiciales y jueces, los aztecas tenían un sistema de justicia increíblemente sofisticado. Esto se demuestra en sus innumerables leyes contra el robo, el asesinato y el vandalismo; también tenían leyes que imponían la templanza entre los ciudadanos. Si alguien cometía un delito, era procesado y sometido a un tribunal que determinaba su culpabilidad o inocencia, y el alcance de su castigo.

Las antiguas leyes que apoyaban la templanza son un reflejo de la ahora derogada 18ª enmienda de los Estados Unidos, que prohibía el consumo de alcohol. Su versión del siglo XIII de un sistema judicial con jueces y diferentes niveles, que conducen a un tribunal supremo, también son visibles en los hemisferios occidental y septentrional.

Antes de cualquier intervención europea, los aztecas llegaron a gobernar entre cinco y seis millones de personas como resultado de sus propias tendencias imperialistas, como se ve con sus «500 pequeños estados ya sea por conquista o por comercio». Por lo tanto, los gobernantes aztecas estaban obligados a proporcionar un suministro de agua adecuado a cada ciudadano. Hicieron esto posible mediante la construcción de acueductos a lo largo de la tierra que harían que el agua llegara » a las fuentes públicas donde luego era entregada en vasijas de arcilla a los trabajadores y civiles». También utilizaron el método del acueducto para regar los jardines botánicos, lo que refleja sistemas similares en la actualidad.

El Imperio Romano tuvo una versión similar de acueductos durante el 312 a.C. hasta el 226 d.C. utilizando «tuberías, túneles, canales y puentes». Ambos, sin embargo, hicieron posible que cada persona -independientemente de su ubicación- obtuviera agua limpia.

Tal vez la práctica azteca más notable fue el uso de dos calendarios: el xiuhpohualli y el tonalpohualli. Ambos calendarios » la comprensión azteca del tiempo y el espacio». A diferencia del calendario tonalpohualli, que se utilizaba con fines espirituales, el xiuhpohualli incluía un año de 365 días, cuatro estaciones y numerosas semanas y meses.

Aunque no se sabe mucho sobre cuándo se crearon los calendarios, es ampliamente conocido que el calendario gregoriano que se implementó en 1582, y el que el mundo utiliza hoy, es por lejos el más preciso. Sin embargo, los arqueólogos creen que este calendario primitivo, aunque espectacularmente preciso, fue tallado en piedra en algún momento de finales del siglo XV.

Los aztecas, que en su día fueron una fuerza motriz en el sur de América del Norte, son ahora conocidos en su mayoría por nosotros a través de los relatos españoles, lo que inevitablemente condujo a la perspectiva abrumadoramente anglosajona de sus historias y artefactos. Es necesario reconocer que fueron mucho más que eso.

No sólo los aztecas; otros grupos nativos como los mayas, los incas y los mixtecos han moldeado la sociedad en gran medida, pero la historia moderna no reconoce su contribución. Muchas civilizaciones indígenas ya tenían sociedades complejas e intrincadas que fueron alteradas a la fuerza para que encajaran en una definición más europea. Los conquistadores españoles intentaron «civilizar» a los pueblos que no necesitaban su ayuda, sin embargo, la influencia indígena en el mundo moderno aún prevalece hoy en día, a pesar de sus esfuerzos originales.

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