Historia del perro peludo

¿Cuál es el significado de la frase ‘Historia del perro peludo’?

Una historia larga, improbable y finalmente sin sentido, a menudo contada en un intento de humor.

¿Cuál es el origen de la frase ‘Shaggy dog story’?

Parece ser una frase americana. La primera mención de ‘shaggy dog story’ en letra impresa que he podido encontrar es en la revista Esquire, de mayo de 1937:

«Una de las formas más deportivas de averiguar cuáles no lo son es probar con historias de shaggy-dog»

Es difícil determinar por qué se acuñó la frase ‘shaggy dog story’. Es de suponer que deriva de una historia real pero improbable sobre un perro peludo. Hay varios contendientes por el honor de ser la primera historia de este tipo.

Para mí, la fuente más probable de la frase procede de la pluma del autor, criador de perros y periodista estadounidense Albert Payson Terhune. Fue un célebre autor de historias de animales, especialmente de perros, en los primeros años del siglo XX. La creación más conocida de Terhune fue Lad, el perro collie que protagonizó, por así decirlo, varios libros populares (y más tarde una película), incluida su historia de 1919 Lad: un perro. La posterior estrella canina Lassie está claramente inspirada en Lad, que en Lad: un perro se enfrenta a una serpiente venenosa, salva a un niño lisiado y evita que se queme el granero de la familia.

El 6 de noviembre de 1926, el periódico canadiense The Manitoba Free Press publicó un artículo de Terhune, que escribió como si fuera un relato real de un perro llamado Lad, que se describe en el texto como un «perro peludo». El relato, tediosamente detallado y sinuoso, encaja ciertamente en la categoría de «historia de un perro peludo», ya que requiere que creamos que el héroe sobrevivió a los disparos, a los palos y al entierro, y que volvió saltando a por más. Se trata de la historia de un collie extraviado al que dispararon por matar ovejas y que, según el autor, es «verdadera en todos los detalles». Se titula La historia de perros más extraña que conozco:

«Até a Lad a un árbol», dijo, «con un montón de buen cable resistente. Luego le disparé tres veces en la cabeza, a corta distancia. Luego le golpeé la cabeza con un palo. Luego cavé una tumba de medio metro de profundidad y lo enterré. Sin embargo, no sufrió. Nunca se movió después del primer disparo»…

«Imagina mi asombro, el domingo por la mañana, tres días después, cuando mi hijo pequeño entró corriendo en mi habitación, gritando:
«Papá, Laddie ha vuelto. Todavía tiene el cable alrededor de él y hay un gran agujero en su cuello. Y está todo cubierto de tierra». Allí estaba el perro en el porche delantero»…