Sacerdote católico armenio y su padre muertos a tiros en Siria
Por Linda Bordoni
Hombres armados mataron a tiros a un sacerdote católico armenio y a su padre cuando viajaban en un coche en el noreste de Siria. El ataque fue reivindicado por el llamado grupo Estado Islámico.
El padre Hovsep Bedoyan, jefe de la comunidad católica armenia en la ciudad de mayoría kurda de Qamishli, cerca de la frontera con Turquía, y su padre, Abraham Bedoyan, se dirigían a la provincia de Deir Al-Zor cuando fueron atacados el lunes 11 de noviembre.
Según los informes, los dos hombres iban a supervisar la restauración de una iglesia en Deir Al-Zor.
Un tercer hombre, un diácono de la ciudad de Al-Hasakeh, resultó herido en el ataque.
La zona controlada por los kurdos en el este de Siria está supervisada por soldados estadounidenses que aún no se han retirado del territorio rico en petróleo, que se encuentra al este del río Éufrates.
También el lunes, dos atentados separados en Qamishli, uno de ellos cerca de una iglesia caldea, habrían matado al menos a seis personas y herido a otras veintidós.
La comunidad armenia católica en Siria es pequeña, pero se remonta a siglos atrás habiendo sido reconocida oficialmente en 1742. Hoy cuenta con unos 600.000 fieles. Es una Iglesia patriarcal «sui iuris» (autónoma o autogestionada) que está en plena comunión con el Obispo de Roma.
Más de 100.000 armenios étnicos vivían en Siria, principalmente en la provincia noroccidental de Alepo, antes de la guerra civil siria. Muchos de ellos han huido, entre ellos miles a Armenia.
Los militantes del Estado Islámico persiguieron a los cristianos y desplazaron a decenas de miles de ellos cuando gobernaban amplias zonas de Irak y Siria.
Una larga lista de sacerdotes y religiosos asesinados en Siria
El padre Bedoyan es el más reciente de una larga lista de sacerdotes y religiosos asesinados o desaparecidos en la región desde que Siria entró en una espiral de guerra; como el padre jesuita holandés Frans Van der Lugt, abatido en Homs en 2015, y el padre franciscano François Murad, decapitado por militantes del llamado Estado Islámico en 2013.
Entre los que fueron secuestrados y cuyo rastro se ha perdido, está el padre jesuita Paolo Dall’Oglio que desapareció en Raqqa en 2013; dos obispos ortodoxos, Bulos Yazigi y Yohanna Ibrahim, que fueron secuestrados en el noroeste del país; así como el padre católico armenio Michel Kayyal y el padre ortodoxo Maher Mahfuz, ambos de Alepo.