La miel ha sido utilizada por el ser humano durante miles de años. Se encuentran descripciones de su uso medicinal en el Corán y en la Biblia, así como en textos de Hipócrates, el médico griego al que se le atribuye la concepción del Juramento Hipocrático y que está considerado como uno de los padres de la medicina primitiva.

Una pintura rupestre de 8.000 años de antigüedad, descubierta en España en 1924, representa a un hombre recogiendo miel de una colmena.

Ahora se sabe que la miel es antimicrobiana. Los estudios han demostrado su eficacia para combatir las bacterias Salmonella y E. coli, y una miel de uso médico se utiliza para tratar algunas heridas, gracias a sus propiedades antiinflamatorias.

¿Puede la miel tratar el resfriado común?

La miel es un remedio casero que suele ofrecerse a los resfriados y a los enfermos de gripe, pero sólo recientemente se han revisado de forma sistemática las pruebas de su eficacia.

Científicos de la Universidad de Oxford descubrieron que la miel era «superior» a la hora de calmar los síntomas de los enfermos de resfriado, gripe u otra infección de las vías respiratorias superiores (URTI). Revisaron 14 estudios diferentes, cada uno de los cuales comparaba la miel con otro método de atención para las URTI, como los supresores de la tos, los esteroides y los antibióticos.

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Sin embargo, el epidemiólogo Gideon Meyerowitz-Katz cuestionó la calidad de los estudios incluidos y, por tanto, la validez de la conclusión de que la miel podría ser mejor que los métodos de atención habituales.

«Ciertamente, los estudios incluidos no eran los mejores ensayos jamás realizados», afirma el doctor Joseph Lee, uno de los autores del nuevo estudio. «En última instancia, por eso hemos pedido que se realicen más estudios. En medicina clínica, tenemos que decidir qué hacer ahora, basándonos en lo que hay disponible».

¿Así que esto anula los hallazgos?

«Nos hace estar menos seguros de que la miel es eficaz, pero no cambia la recomendación, dado que las alternativas no funcionan, o son perjudiciales», dice Lee. «Por ejemplo, sabemos que la gente acaba tomando antibióticos para las infecciones urinarias.

«De hecho, ésta es una de las mayores razones del consumo de antibióticos. Los antibióticos pueden tener efectos secundarios como diarrea y vómitos, sarpullidos y reacciones alérgicas. Y lo que es peor, provocan una resistencia a los antimicrobianos que amenaza el futuro de la medicina».

El consumo de miel, en cambio, tiene un buen perfil de seguridad, dice Lee. Pero la miel también es un producto extremadamente variable. Puede contener 200 sustancias diferentes, entre ellas distintas proteínas, vitaminas y minerales. Sin embargo, la miel se compone principalmente de azúcar y agua.

«Lo que más me llamó la atención del artículo no fueron necesariamente los estudios incluidos», dice Meyerowitz-Katz, «sino que se trataba de una revisión narrativa, que técnicamente es más un artículo de opinión bien documentado que una prueba como tal».

¿Debo tomar miel si estoy resfriado?

Es bien sabido que los jarabes, incluida la miel, tienen un efecto demulcente: alivian la irritación al formar una película refrescante alrededor de la garganta. Los medicamentos de venta libre para la tos emulan este efecto con la adición de azúcar, ya que su sabor dulce estimula la salivación y las secreciones mucosas que alivian y lubrican las vías respiratorias.

«El dulzor es el factor común a la miel, los medicamentos para la tos y las pastillas para el dolor de garganta», afirma el profesor Ron Eccles, que dirigió el Centro del Resfriado Común de la Universidad de Cardiff durante casi 30 años. Los tres serán igual de eficaces para tratar la tos y el dolor de garganta, pero no otros síntomas.

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«El síntoma más común y preocupante de las infecciones urinarias en los bebés es la fiebre, en la que la miel no tiene ningún beneficio, pero los tratamientos habituales -paracetamol e ibuprofeno- son muy eficaces», dice Eccles. «Otro síntoma del resfriado común o de la gripe es la congestión, y la miel no desatasca la nariz».

«Los analgésicos como el paracetamol, la aspirina y el ibuprofeno serían mi primer tratamiento para los resfriados y la gripe», recomienda Eccles, «seguido de una bebida caliente y sabrosa».»

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