¿Qué es el dolor viscerosomático?
Artículo del Dr. Zac Lewis – Osteópata
¿Te has preguntado alguna vez por qué te puede doler el brazo izquierdo durante un infarto? Se trata de un reflejo viscerosomático.
El concepto de «reflejo viscerosomático» es el de una interrelación entre cualquier órgano (víscera) y una parte de la estructura del cuerpo (soma) estrechamente relacionada.
Anecdóticamente, los osteópatas se han ocupado de esta fuente de dolor durante más de cien años, pero sólo recientemente ha habido pruebas científicas reproducibles de su existencia.
Los signos y síntomas comunes del dolor de origen visceral incluyen:
- Dolor generalizado difícil de precisar
- Cambio en la textura de la piel (sudorosa, seca, roja o escaldada), hipersensibilidad y parestesia (entumecimiento, cambio de sensación)
- Rigidez y espasmos musculares
- Dolor profundo, sordo y difícil de reproducir
- Dolor que no tiene un patrón evidente (mejor/peor por la mañana o por la noche, mejor/peor tras la actividad o el descanso)
- Cronicidad (3 meses o más de duración con pocos cambios)
- Antecedentes médicos de trastornos/infecciones gastrointestinales, hepáticas y pulmonares
- Dolor también conocido como «dolor referido», dependiendo de su estructura de origen
Mecánica
El dolor -junto con muchas otras sensaciones- viaja desde su origen a lo largo de «tractos» dentro de la médula espinal hasta su destino final dentro del cerebro. Como puede imaginarse, estos tractos están estrechamente empaquetados dentro de la médula espinal.
Un reflejo viscerosomático se forma cuando una señal de dolor procedente de un órgano entra en el cuerno dorsal de la médula espinal, donde también residen las neuronas de interconexión relacionadas con las estructuras motoras periféricas (músculos, vasos sanguíneos, piel).
Se presenta una oportunidad teórica de que la señal de dolor se transmita entre estas células viscerales y somáticas estrechamente relacionadas dentro de la médula espinal, lo que da lugar a una variedad de síntomas de dolor a una escala mucho más amplia en lugar de sólo dentro del propio órgano de origen.
La figura 1 que aparece a continuación es una representación esquemática del reflejo en sí.
Las fuentes específicas tampoco se limitan a los «órganos» que suenan tradicionalmente. Se ha demostrado que estructuras como los vasos sanguíneos, la pared gastrointestinal (peritoneo), la anoxia/hipoxia tisular e incluso ciertos metabolitos derivados contribuyen a esta estimulación neural1.
Hay innumerables fuentes posibles si tenemos en cuenta el funcionamiento cotidiano de los intrincados sistemas de nuestro cuerpo.
Fig 1.
Evidencia
La investigación experimental ha demostrado un efecto directo sobre la musculatura paravertebral (espinal) con la estimulación eléctrica renal, del uréter, del intestino delgado o del colon y de las trompas de Falopio en conejos, con respuestas musculares que varían según el órgano que se estimule. Además, Schoen demostró una respuesta muscular localizada en la columna torácica superior de los gatos que se asociaba con períodos agudos de isquemia coronaria, un fenómeno reproducible observado en humanos. En un experimento ligeramente diferente, Hix demostró un aumento significativo de la sensibilidad de la piel específica a la de la estimulación del órgano correspondiente, lo que sugiere que a lo largo de estos experimentos la evidencia más fuerte radica tanto en la contracción muscular anormal como en un cambio en la sensibilidad de la piel como síntomas comunes.
En un estudio doble ciego de 5.000 pacientes hospitalizados se examinó la disfunción musculoesquelética (o los signos de la misma – espasmo muscular, sensibilidad, disminución de la amplitud de movimiento) y se compararon los resultados con su diagnóstico original. Kelso llegó a la conclusión de que la mayoría de las enfermedades viscerales parecían afectar a más de una región, que el dolor se encontraba sobre todo en el lado del órgano afectado y que el número de estructuras musculoesqueléticas afectadas parecía estar relacionado con la duración de la disfunción o enfermedad visceral.
Además, descubrió que en aquellos pacientes con sinusitis, amigdalitis, enfermedades del esófago o del hígado se observaba una disfunción dentro de la columna cervical (cuello), y aquellos con bronquitis, enfermedad de las arterias coronarias o enfermedad cardíaca crónica, úlceras de estómago y problemas de la vesícula biliar mostraban una disfunción significativa en la parte inferior de la columna torácica (parte superior y media de la espalda).
Como se ha establecido este vínculo, se plantea la hipótesis de que algunos dolores musculoesqueléticos pueden ser, de hecho, una señal de advertencia temprana de una enfermedad visceral subyacente, aunque esto aún no se ha comprobado.
Tratamiento
Aunque la mayoría de los casos de dolor pueden reproducirse fácilmente al examinarlos, cuando hay indicios de un posible reflejo viscerosomático subyacente puede ser útil una investigación más profunda.
Se pueden utilizar técnicas para movilizar y liberar órganos restringidos y disfuncionales y aliviar el dolor que puede no haber respondido a la manipulación musculoesquelética en el pasado.
Si ha experimentado un dolor crónico, irregular e inespecífico, un enfoque de tratamiento viscerosomático puede ser eficaz para aliviar esos síntomas.