¿Qué dice la ciencia sobre el destino y cómo podemos vivir con él?

Sep 28, 2021
admin

Paisaje

¿Cuánto control tenemos sobre nuestras vidas?

¿Tenemos algo que decir sobre lo que nos sucede, o estamos atados por el destino que está fijado en las estrellas?

La mayoría de las religiones proclaman el destino como parte de un plan divino que tenemos que aceptar por fe, sin cuestionar las razones subyacentes. Sin embargo, seguimos siendo responsables de nuestras acciones y elecciones.

Causa y efecto, acciones y consecuencias, destino y libre albedrío. ¿Dónde empieza uno y termina el otro?

Desde las civilizaciones antiguas hasta los filósofos y pensadores modernos, no estamos cerca de encontrar una respuesta concluyente sobre el grado de control que tenemos sobre nuestro destino.

Todos tomamos decisiones, pero aún así nos sentimos limitados por circunstancias que escapan a nuestro control. Nadie puede predecir el éxito y el fracaso, la alegría y la tristeza, la salud y la enfermedad, y todas las zonas grises que se encuentran en el medio.

Pensé que tal vez podría buscar en la ciencia. ¿Existen pruebas científicas que demuestren o refuten el destino?

A continuación, mi débil intento de responder a la pregunta.

Lo que la ciencia nos dice sobre el destino

Por favor, ten en cuenta al leer estas notas que son muy básicas. Tengo pocos conocimientos de física y neurociencia.

Más allá de la conciencia

Los investigadores descubrieron que la mayoría de los procesos (por ejemplo, respirar, moverse, comer) son automáticos, y se ejecutan sin mucha conciencia.

Los modernos escáneres cerebrales muestran que la actividad inconsciente se produce unos segundos antes de que surja la actividad consciente en otras áreas del cerebro. Parece que la mente subconsciente decide primero, incluso cuando pensamos que estamos tomando una decisión consciente.

¿Reside el destino en nuestra programación subconsciente?

Así parece, hasta que profundizamos un poco más.

Incertidumbre cuántica

Los movimientos de galaxias, estrellas y planetas siguen estrictas leyes cósmicas de causa y efecto. Sin embargo, en una capa subatómica de la existencia, las cosas son diferentes. A nivel cuántico, nada está determinado hasta que se observa.

Según el principio de incertidumbre, es imposible conocer nunca la ubicación exacta de una partícula y su movimiento al mismo tiempo. Nuestras observaciones, o las más mínimas acciones o interferencias, pueden hacer que las increíblemente pequeñas partículas se comporten de forma diferente. Es decir: nuestras decisiones cambian los resultados.

Pero si lo llevamos un paso más allá, el orden empieza a surgir a una escala mucho más insondable.

La escala de Planck

El físico ganador del premio Nobel Gerard’t Hooft cree que, a pesar de la imprevisibilidad de las partículas cuánticas, toda la existencia sigue reglas estrictas.

En la escala de Planck (la capa inferior de la existencia), los movimientos del universo son binarios, donde un marco sólo interactúa con el marco contiguo.

En nuestro nivel de realidad percibida, no podemos ver, ni comprender los cálculos extremadamente rápidos, y la escala diminuta que es trillones y trillones de veces más pequeña que el ancho de un átomo.

Lo que parece aleatorio o caótico puede estar codificado en el nivel más fundamental de la existencia. Esto deja poco espacio para el azar y la elección. Sin embargo, quién sabe si alguna vez podremos probar esta teoría.

Donde residen el libre albedrío y la elección

Todos los acontecimientos, incluso los cuánticos, tienen un punto de partida y de llegada definido. Pero hay incertidumbre en cuanto a lo que ocurre en el medio.

Se puede decir que la física cuántica crea flexibilidad en el medio, donde podríamos tener la oportunidad de controlar algunos aspectos de nuestras vidas, pero no a un nivel significativo.

Parece que tenemos poco control sobre nuestras vidas. Pero eso no significa que no podamos seguir siendo participantes voluntarios en nuestras propias experiencias.

Vivir con el destino: Si no podemos cambiar lo que nos sucede, ¿cómo podemos vivir con ello?

Lo más maravilloso y lo más terrible del destino es que nunca lo sabremos, hasta que el futuro llegue como el presente.

Los puntos finales pueden estar fijados, pero no sabemos con precisión cómo los alcanzaremos. La calidad de nuestra vida depende de cómo afrontemos esta incertidumbre. He aquí algunas reflexiones.

Lo inevitable no puede evitarse

Sí tomamos decisiones a cada momento. Desde lo mundano hasta lo que parece ser las decisiones que más cambian la vida, y sentimos que tenemos cierto control. Pero hay acontecimientos que no podemos cambiar, ni siquiera comprender, por mucho que lo intentemos.

Eventos como las enfermedades graves, la pérdida de seres queridos, las macrocrisis económicas, las crisis financieras, el hambre, la guerra y todas las causas que pueden conducir a la muerte o al sufrimiento no están bajo nuestro control directo. Podemos intentar minimizar algunos de los riesgos, pero hay eventualidades que tendrán lugar.

Cuanto antes aceptemos esto, mejor podremos afrontar, y vivir, con lo inevitable desconocido.

Incluso los resultados positivos y los logros que _pensamos_ que nos hemos ganado podrían haber sido preescritos en nuestro libro del destino.

Acepta las cosas a las que te une el destino y ama a las personas con las que el destino te une, y hazlo con todo tu corazón. ~Marco Aurelio

La dualidad de la vida: Lo que el destino es y no es

Los acontecimientos de la vida se desarrollan dentro de dos lados contrastantes, y todos los posibles intermedios.

Nosotros, como otros aspectos de la vida, estamos destinados a experimentar algunos de estos contrastes y un matiz o más de los intermedios.

Un destino determinista puede resultar deprimente o emocionante… limitante o liberador, dependiendo de cómo se mire.

Aquí hay algunas reflexiones sobre cómo podemos ver el destino.

El destino es:

  • Incognoscible: No podemos saber, con exactitud, lo que ocurrirá en el momento siguiente, y mucho menos dentro de un año o de toda una vida.
  • Impredecible: Los acontecimientos pueden desarrollarse de forma que desafíen el sentido común y todas nuestras estadísticas y predicciones.
  • Moderado y extremo: El destino puede ser visto como un amigo que nos concede una buena fortuna más allá de nuestros sueños más descabellados, o como un enemigo que nos entrega la más dolorosa e impactante de las experiencias. También puede pasar desapercibido al guiar suavemente nuestro día a día.

El destino no es:

  • Una excusa para rendirse: No importa lo que ocurra, está bajo nuestro control elegir la bondad, dar lo mejor de nosotros mismos o hacer lo correcto. Puede que nuestras pequeñas acciones no importen mucho desde una perspectiva cósmica, pero estaremos en paz con nuestras elecciones.
  • Un arma para usar contra los demás: El destino funciona en sus propios términos. Y tal vez, sólo tal vez, las elecciones de otras personas que nos parecen reprobables están gobernadas por un destino universal que no podemos comprender. En este caso, podemos elegir la compasión en lugar del juicio severo y la alienación.
  • Comprensible o explicable: Puede que nunca sepamos por qué suceden ciertas cosas y cómo funciona el destino.

Cuanto más aceptemos que puede que no tengamos el control, por mucho que nos guste, más nos abriremos a la vida… y confiaremos.

La danza de la rendición

La vida llama a la melodía, nosotros bailamos. ~ John Galsworthy

No tiene sentido resistirse, discutir o intentar cambiar la melodía inmutable e incontrolable de esta vida.

El futuro desconocido también puede determinar partes importantes de nuestra vida, incluso en este momento. Sin embargo, no tiene por qué impedirnos ser lo que somos: contrastes vivos, respirantes y únicos de la creación.

El destino puede tener la última palabra. Pero hasta que el destino muestre su mano, hacemos lo mejor que podemos, aceptamos las consecuencias de nuestras elecciones… y confiamos en lo que será.

No sabemos -y tal vez nunca sepamos- el propósito de esta vida, ni el funcionamiento interno del destino.

Puede que nos rijan nuestra biología y las leyes cósmicas más allá de nuestro control. Pero entre el principio y el final, tenemos cierto margen de maniobra. Y aquí es donde reside el libre albedrío, y donde podemos tomar decisiones conscientes.

La vida es como un juego de cartas. La mano que se te reparte es el determinismo; la forma en que la juegas es el libre albedrío. ~Jawaharlal Nehru

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