Pregunte al médico: ¿Qué es la distonía?
La distonía es una contracción muscular involuntaria que provoca posturas incómodas, a menudo dolorosas. Algunos ejemplos son el giro del cuello hacia un lado, el encorvamiento de los dedos de los pies o el giro de un pie hacia dentro. La distonía puede ser un síntoma del Parkinson o una enfermedad en sí misma, sin ningún otro síntoma. Es el tercer trastorno del movimiento más frecuente. Aquí hablamos de la distonía en el Parkinson.
Síntoma potencial del Parkinson
No todas las personas con Parkinson padecen distonía, pero puede ocurrir en cualquier momento del curso de la enfermedad. Puede ser más probable que ocurra por la mañana, antes de la primera dosis de medicación, o durante el día, antes de que esté programada la siguiente dosis de medicación. Durante estos momentos, es probable que también estén presentes otros síntomas del Parkinson, como el temblor o la rigidez. Esto se denomina tiempo «off».
La distonía es más frecuente en personas que son más jóvenes en el momento del diagnóstico, con menos de 40 ó 50 años. A veces, las personas más jóvenes incluso desarrollan distonía al hacer ejercicio (mientras corren, el pie se gira hacia dentro o los dedos se curvan hacia abajo, por ejemplo) como primer síntoma de Parkinson. En estos casos, una persona podría ser diagnosticada erróneamente con una afección distinta del Parkinson hasta que aparezcan otros síntomas como el temblor, la lentitud y la rigidez.
Varias opciones de tratamiento
En función del momento del día y de la zona del cuerpo en la que se produzca la distonía, se pueden considerar diferentes tratamientos. Por ejemplo, si la distonía aparece antes de su siguiente dosis de levodopa a lo largo del día, su médico puede recomendarle que cambie la cantidad o la frecuencia con la que toma la levodopa. O si la distonía sólo le afecta a los dedos de los pies por la noche, puede considerar la posibilidad de aplicar inyecciones de toxina botulínica (Botox) para relajar temporalmente los músculos hiperactivos y aliviar la distonía. Como todos los tratamientos, el manejo de la distonía es individualizado, pero su médico puede sugerir:
- Cambiar la dosis o el horario de la levodopa (tomar menos medicación con más frecuencia, por ejemplo) o cambiar a una formulación de levodopa de acción más prolongada,
- Añadir o cambiar a otra medicación contra el Parkinson para prevenir la distonía (Lea sobre los medicamentos contra el Parkinson),
- Asistir a terapia física para realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento,
- Tomar un medicamento, como un relajante muscular, específicamente para tratar la distonía,
- Considerar la estimulación cerebral profunda, en algunas personas.
No hay un tratamiento único para todos, por lo que es importante trabajar con su médico para encontrar el mejor régimen para usted.
Distonías específicas en el Parkinson
En el Parkinson, la distonía afecta más comúnmente a la pierna, el pie o los dedos del pie. Y es más frecuente que se produzca en momentos en los que están presentes otros síntomas del Parkinson, como el temblor, la lentitud o la rigidez. Pero la distonía puede afectar a otras partes del cuerpo de forma más continua:
- Ojos
En los ojos, la distonía puede provocar un aumento del parpadeo o incluso mantener los ojos cerrados; las personas pueden ser sensibles a la luz o sentir irritación en los ojos; puede interferir con la lectura, ver la televisión o conducir. El tratamiento suele consistir en inyecciones de toxina botulínica (Botox) en los músculos que rodean los ojos. Otras opciones pueden ser medicamentos orales o «muletas» para mantener los párpados abiertos, y gotas para la irritación ocular. - Cuello
La distonía puede hacer que la cabeza y el cuello se inclinen hacia el pecho. Esto puede provocar dolor de cuello, interferir con la visión y la marcha, y empeorar los problemas de habla y deglución. El tratamiento puede incluir el uso de un collarín cervical blando, la asistencia a fisioterapia, la toma de medicamentos orales o la aplicación de inyecciones de toxina botulínica. - Tronco
En el torso, la distonía puede hacer que la persona se incline hacia delante, hacia los lados o hacia atrás. Esto interfiere con la marcha y el equilibrio. El tratamiento puede incluir fisioterapia, medicamentos orales, inyecciones de toxina botulínica y, en algunos pacientes, procedimientos quirúrgicos como la estimulación cerebral profunda (ECP) o la fusión espinal. Un bastón o andador puede ayudar a disminuir el riesgo de caídas.
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