Como marca de moda, Gucci pone un nivel de cuidado en el abastecimiento de sus materias primas que un consumidor no suele ver en la moda rápida. A partir de ahí, las marcas de lujo como Gucci recurren a diseñadores que cobran un buen precio por crear. Como dijo una vez Alber Elbaz, diseñador de la casa de moda Lanvin, a The New Yorker: «Es mucho trabajo. Para mí, hacer una colección es casi como crear una vacuna. Una vez que creas la única vacuna, puedes duplicarla por nueve dólares y noventa y nueve centavos. Pero a ver si puedes crearla por nueve dólares y noventa y nueve centavos, y la respuesta es no».

Cuando acabas con todo eso, hay que tener en cuenta los costes de marketing que, para una casa de moda de lujo, pueden ser considerables. Aunque Reuters dice que Gucci y su empresa matriz no revelan su gasto en publicidad, afirma que la rival de Gucci, la casa de lujo LVMH (propietaria de la marca Louis Vuitton) gastó la friolera de 6.300 millones de dólares en marketing en 2018.

Y reconozcámoslo: porque estas marcas de lujo no pueden operar con pérdidas, así que tendrían que recuperar el dinero de alguna manera… lo que explica la camiseta de 600 dólares de Gucci.