En un momento u otro, hasta el 12,5% de los estadounidenses lucharán con una fobia – «un miedo intenso e irracional a algo que representa poco o ningún peligro real»- según el Instituto Nacional de Salud Mental. Entre ellas, el miedo a volar, o aviofobia, es una de las más comunes, con una prevalencia estimada que oscila entre el 2,5% y el 6,5% de la población.

Son muchas más las personas que tienen un miedo a volar que no alcanza el nivel de fobia, a pesar de que la gente vuela más que nunca y de que muchos datos demuestran que es una forma segura de viajar. Entonces, ¿qué es lo que tiene volar que despierta una ansiedad tan generalizada?

«Gran parte es la falta de control que tienen en la situación», explica Todd Farchione, director del Programa de Tratamiento Intensivo del Trastorno de Pánico y Fobias Específicas de la Universidad de Boston. «Cuando las puertas se cierran, están dentro. Están atrapados. No pueden salir de la situación. Creo que eso es a menudo lo que más asusta a la mayoría de la gente».

El miedo a las alturas o a los choques, o no entender cómo funciona el vuelo, también pueden influir, dice Farchione. Y volar es una actividad singularmente aterradora para muchas personas porque saben que si el miedo o la ansiedad aparecen durante el viaje, hay poco que puedan hacer, dice.

«Tienen miedo de tener miedo en la situación y ser incapaces de escapar de ella», dice Farchione. «Es esa imagen de estar atrapados sudando y con un miedo total durante dos horas, cuatro horas, seis horas. Están a merced del piloto».

¿Te resulta familiar? Esto es lo que puedes hacer si tienes miedo a volar.

Cambia tu respuesta

Está bien tener miedo a volar, dice Farchione. Lo más importante es reaccionar ante la situación de forma saludable.

Muchos viajeros ansiosos gestionan su miedo agarrándose a los asientos, estudiando a los auxiliares de vuelo o analizando hasta la última turbulencia, dice Farchione. Pero al hacerlo, «en realidad están contribuyendo al miedo. Sus acciones les dicen inadvertidamente que la situación es peligrosa, cuando en realidad no lo es».

En su lugar, haga lo que sea necesario para distraerse. Lea una revista, vea la televisión, escuche música o hable con un compañero de viaje. También puede ayudar practicar técnicas de respiración profunda y liberar conscientemente la tensión muscular. «Incluso el mero hecho de poner una sonrisa en la cara puede cambiar la reacción emocional», dice Farchione.

No te automediques

Si no vuelas muy a menudo, usar un Chardonnay antes del vuelo para calmar los nervios puede no ser terriblemente perjudicial, dice Farchione. Pero si viajas con regularidad y recurres sistemáticamente a los somníferos, al alcohol o a otras sustancias para superar la experiencia, sólo estás reforzando un mal comportamiento. «Se crea una tirita temporal, pero el miedo empieza a crecer con el tiempo», dice Farchione. «Cada vez que beben o toman medicamentos para superar esa situación, se están diciendo a sí mismos: ‘No puedo sentir lo que siento. No puedo hacer frente a esto’. Por eso, la próxima vez estarán más asustados».

Prepárese bien para el vuelo

Muchas personas con aviofobia experimentan una importante ansiedad antes de un vuelo. En algunos casos, dice Farchione, esto puede ser peor que el propio vuelo.

«En ese escenario, sí creo que es útil que la persona se haga preguntas sobre qué es lo que teme y qué cree que va a pasar en el vuelo», dice Farchione. Hacerlo puede ayudarle a darse cuenta de que no hay nada que temer o, al menos, a identificar y abordar las fuentes de miedo.

Ver a un profesional

Las estrategias anteriores pueden funcionar para alguien con un miedo no clínico a volar o una aviofobia leve, pero las fobias graves suelen requerir tratamiento profesional. La terapia de exposición -un proceso de aclimatación y, finalmente, de aceptación de la fuente de miedo- se utiliza a menudo para tratar las fobias, pero es difícil de organizar para la mayoría de las personas con aviofobia. Farchione afirma que el tratamiento de esta enfermedad se orienta cada vez más a ayudar a los pacientes a replantear su respuesta al miedo, y añade que los simuladores de vuelo de realidad virtual también pueden ayudar.

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Escribe a Jamie Ducharme en [email protected].