El juego de pelota maya

Un ritual religioso muy importante de la cultura maya

El juego de pelota maya «Pok Ta Pok» era un ritual muy arraigado en la cultura maya. Servía para mucho más que para ser un simple evento deportivo, era una forma de calmar las disputas y resolver las discusiones que evitaban las guerras. Esta medida de civismo espectacular era siempre un ejemplo a seguir. Las disputas podían resolverse en un juego de cancha en lugar de un campo de batalla, lo cual era un método muy civilizado de resolver conflictos, ¿no?

Sin duda, los mayas tenían técnicas para resolver sus diferencias que eran muy eficientes. Para poder llegar a estas soluciones, tuvieron que interpretar uno de los relatos más conocidos del libro sagrado de los mayas: «Popol Vuh».

Este libro sagrado cuenta la historia de los hermanos Hun-Hunahpú y Vucub Hunahpú, que disfrutaban jugando a la pelota con los hijos de Hun-Hunahpú.

Un día, estaban jugando de camino a Xilbalbá, el mundo subterráneo o infierno. Los hombres que vivían en este mundo eran todos malvados, demonios, desgracias y muerte.

Ese mismo día, los señores de Xibalbá estaban muy molestos debido a que habían escuchado a los hermanos jugar con la pelota. Enfurecidos, se reunieron todos en consejo para decidir cómo castigarían a los hermanos

Decidieron enviar a sus cuatro búhos con el siguiente mensaje:

Los señores te invitan a ir a Xibalbá a jugar a la pelota con ellos para matar el tiempo.

Pero, ¿qué podemos esperar de la maldad, más que engaños y trampas? Así fue como terminaron matando a los dos hermanos y antes de enterrarlos, cortaron la cabeza de Hun-Hunahpú y habían ordenado a sus sirvientes que la colgaran entre el follaje del árbol de jícara.

Cuando los sirvientes colgaron la cabeza de Hun-Hunahpú del árbol, inmediatamente comenzó a dar frutos. La cabeza se parecía tanto a los frutos que colgaban del árbol, que no se podían diferenciar en absoluto.

La señorita Ixquic, hija de uno de los señores de Xibalbá, se sorprendió al escuchar la historia de los frutos del famoso árbol jícara.

Cuando vio los frutos se le antojó comerlos, pero la cabeza de Hun-Hunahpú que estaba entre estos frutos comenzó a hablarle diciendo:

– ¿Qué quieres? Los objetos que cuelgan de este árbol no son frutos, son cabezas, ¿todavía quieres comerlos?

Después de eso, la cabeza de Hun-Hunahpú le escupió en la mano y le dijo:

– En mi saliva te he dado mi descendencia, ahora puedes subir a la superficie de la tierra y te prometo que no morirás.

¡La señorita Ixquic había quedado embarazada!

Pero el padre de Ixquic no estaba de acuerdo con esto. Llamó a sus búhos mensajeros y les dio un cuchillo para que sacrificaran a su hija.

Ixquic intentó convencer a los búhos de que la dejaran vivir, pero tenían órdenes específicas de llevar su corazón a Xibalbá dentro de una jícara. Entonces recogieron el fruto del árbol, que rápidamente adquirió un color rojo brillante y la forma de un corazón, lo que serviría para engañar a los señores de Xibalbá haciéndoles creer que era el corazón de Ixquic.

Ixquic entonces dio a luz a sus hijos Hunahpú e Ixbalanqué en medio del campo. Años después, los hermanos encontraron la cancha del juego de pelota maya que su padre había construido. Mientras jugaban, se hermanaron con los caballeros de Xibalbá, por lo que fueron llamados a visitar el Inframundo.

Y la historia se repitió, pero esta vez los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué tenían un as bajo la manga.

Hunahpú e Ixbalanqué, siguieron por el camino negro hasta llegar a Xibalbá donde se encontraron con los caballeros de la muerte. Posteriormente, los caballeros los hicieron pasar a la casa oscura, a la que entraron sin problemas y continuaron jugando a la pelota.

En cuanto comenzó el juego, la pelota rebotó por sí sola hasta introducirse en el anillo de Hunahpú. Al darse cuenta de la trampa, los hermanos amenazaron con retirarse del juego o utilizar su propia pelota. Los caballeros aceptaron su petición y los hermanos no tardaron en introducir la pelota en el aro de Xibalbá. Así, ganaron y el juego había terminado.

Los caballeros estaban furiosos porque querían aniquilar a los hermanos en el juego. Decidieron castigarlos con difíciles pruebas que debían superar, pero no contaban con la astucia de cada uno de ellos y al quinto día reaparecieron y por fin revelaron quiénes eran y su origen.

Los caballeros de Xibalbá se asombraron al descubrir quiénes eran y pidieron clemencia, pero era demasiado tarde, los hermanos anunciaron que serían exterminados. Hunahpú e Ixbalanqué honraron a sus padres vengando su muerte, y más tarde serían sacrificados para transformarse en el Sol y la Luna, según el relato.

«Pok Ta Pok»

Fue el nombre que se le dio al juego de pelota maya, en una época posterior. Este nombre proviene de la pura onomatopeya que provoca el sonido de la pelota rebotando contra el antebrazo (pok), la pared (ta) y de vuelta al antebrazo (pok).

Después, los mayas habían construido varios campos de pelota para conmemorar la hazaña de los gemelos. Desde entonces, antes de comenzar un partido, todos los jugadores debían rezar a los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué.

El pok ta pok era un deporte de equipo, similar al voleibol, en el que la pelota se pasaba de un lado a otro usando sólo las caderas, los hombros y los codos.

El juego terminaba si uno de los jugadores metía la pelota por uno de los aros, y se cree que todo el equipo ganador era sacrificado. Se sabía que el sacrificio era un verdadero honor porque veían la vida como un sueño y la muerte como un proceso de despertar de este sueño para finalmente vivir en armonía eterna.

¿Te imaginas poder apreciar la adrenalina de un juego de pelota con los mayas?

¿Para qué equipo jugarías? ¿Equipo de Xilbalbá o de Hunahpú e Ixbalanqué?

Actualmente, en el espectáculo Xcaret México Espectacular, hay una representación genuina de ese juego y estoy seguro que después de conocer este cuento del «Popol Vuh». No volverás a ver el juego de «Pok Ta Pok» de la misma manera!

Ilustraciones de Luis Garay para el libro «Popol Vuh» de Víctor Montejo