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Sep 18, 2021
admin

Resultados

Se realizaron 79 casos de implantes cocleares en nuestro departamento entre 2009 y 2015. Se registraron nueve complicaciones (8,86%). Las revisamos y discutimos los posibles mecanismos y eventuales métodos de prevención.

Un caso presentó migración del implante coclear de su lecho óseo. Los síntomas eran evidentes a los 6 meses del postoperatorio y la paciente tenía dolor local debido a la compresión de la piel entre el procesador de sonido y el dispositivo implantado. En consecuencia, tuvo la tentación de no utilizar el implante coclear. La palpación de la región retroauricular aportó datos suficientes para el diagnóstico. La revisión quirúrgica del lecho del implante sin movilización de la guía de electrodos dio lugar a un alivio de los síntomas. Se observó que la guía de electrodos era de tipo perimodiolar.

Se registraron 2 casos con desprendimiento de la guía de electrodos de la cóclea. El primero fue consecuencia de una cirugía de revisión por migración del dispositivo implantado desde su lecho óseo (el paciente fue remitido desde otro departamento de ORL). La guía de electrodos del implante era recta. Se realizó una mínima movilización del implante pero sin explorar la cavidad mastoidea. Los malos umbrales auditivos postoperatorios exigieron un TAC y mostraron una posición anormal de la guía de electrodos, por desprendimiento intraoperatorio. Otra intervención quirúrgica realizada en otro hospital consiguió corregir el problema, sin necesidad de sustituir el dispositivo.

El segundo caso de nuestra serie se produjo a las 48 horas del postoperatorio, también con una guía de electrodos recta y acompañada de un molesto y persistente síndrome vestibular que no se alivió a tiempo. La TC mostró aire en la cóclea a los 7 días del postoperatorio (Fig. 1). La cirugía correctora incluyó la fijación de la guía de electrodos con cemento de ionómero de vidrio (Fig. 2) y el resellado de la cocleostomía con fragmentos de músculo, seguido de un alivio inmediato de los síntomas.

Formación de electrodos del implante coclear rodeada de aire, 5 días después de la operación

La fijación de la parte exterior de la formación de electrodos y del hueso mastoideo con cemento de ionómero de vidrio

Un caso se presentó para el implante coclear 1 año después de haber tenido meningitis. Aunque la tomografía computarizada y la resonancia magnética no mostraban consistentemente una obliteración coclear (Fig. 3), no pudimos realizar una cocleostomía adecuada para acomodar una guía de electrodos de longitud completa. Optamos por no implantar a ese niño, considerando que un fracaso quirúrgico no estaba cubierto por el fabricante del dispositivo.

Tomografía computarizada mastoidea del paciente con meningitis en su historial

Un paciente se presentó en nuestro departamento con una evidente malformación de la cóclea. En la TC se observó hipoplasia coclear con presencia sólo del giro basal (Fig. 4). La cirugía se realizó con una guía de electrodos corta, pero se observaron algunas dificultades durante el procedimiento. Tras la activación del dispositivo, se registraron buenos umbrales de audición pero con resultados de inteligibilidad pobres. Los datos imaginarios confirmaron que la guía del oído interno estaba plegada en el giro basal de la cóclea. Algunos electrodos fueron inactivados por el software, con una mejor percepción del sonido reportada por el paciente en consecuencia. Todavía está en seguimiento en el departamento de audiología, para obtener resultados a largo plazo.

La tomografía computarizada del oído interno en un caso que sólo tiene giro basal de la cóclea (a la izquierda – preoperatoriamente, a la derecha – con el conjunto de implante coclear plegado en su interior)

Se encontraron dos casos de borborigmos en nuestros pacientes con implante coclear. Uno de ellos se esperaba en el preoperatorio debido a una partición incompleta de la cóclea de tipo III (sordera ligada al cromosoma X). El otro no mostraba ninguna anomalía en la imaginería y fue una sorpresa intraoperatoria (Fig. 5). El primer paciente fue resuelto mediante una cocleostomía ajustada y un minucioso empaquetamiento con piezas musculares alrededor de la guía de electrodos. No se registraron síntomas vestibulares en el postoperatorio. El segundo se benefició del «estilo corcho» de la guía de electrodos en su base externa, que ocluyó perfectamente la cocleostomía y evitó eficazmente cualquier fuga perilinfática.

Casos de goteo (izquierda – partición incompleta tipo III; derecha – cócleas aparentemente normales)

Uno de nuestros pacientes refirió episodios neurológicos focales tras la cirugía de implante coclear. Al revisar la técnica, mostró una perforación más avanzada del lecho quirúrgico para el implante y el uso de clavijas para la fijación del dispositivo. Aunque no realizamos una investigación en equipo del origen de los síntomas, podríamos hipotetizar sobre el papel de la cirugía traumática en la evolución de la paciente, teniendo en cuenta que no tenía manifestaciones similares antes de la cirugía.

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