Los métodos de alimentación de las ballenas azules son ultraeficientes

Jun 10, 2021
admin

Por Michael Marshall

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Alimentadores eficientes

(Imagen: David B Fleetham/OSF/Getty)

Las ballenas azules son los animales más grandes y quizá más eficientes que existen. Su método de alimentación por filtración consume 90 veces más energía de la que utiliza.

Los enormes mamíferos se sumergen hasta 500 metros por debajo de la superficie, y luego se abalanzan sobre los enjambres de diminutos krill que hay sobre ellos a varios metros por segundo. Cuando atacan, sus enormes bocas se llenan de enormes volúmenes de agua, incluyendo mucho krill. El agua es empujada hacia fuera a través de los filtros, o barbas, en la boca de cada ballena, atrapando el krill.

Esta técnica de alimentación requiere un gran esfuerzo debido a la energía necesaria para las embestidas. «Nos preguntamos cómo se las arreglaban», dice Robert Shadwick, de la Universidad de la Columbia Británica en Vancouver, Canadá.

El colega de Shadwick, Jeremy Goldbogen, de la Universidad de California en San Diego, dirigió un equipo que se propuso seguir a las ballenas azules mientras se alimentaban. En pequeñas embarcaciones se acercaron a las ballenas que salían a la superficie y les colocaron dispositivos de seguimiento mediante ventosas.

Eficiencia energética

En total, el equipo siguió a 265 ballenas azules mientras realizaban 200 inmersiones para alimentarse y 654 embestidas. A partir de las velocidades que alcanzaron las ballenas durante las embestidas, calcularon que cada embestida utilizaba unos 3.200 kilojulios de energía.

Eso puede parecer elevado, pero quedó empequeñecido por la cantidad de energía que las ballenas obtuvieron de su alimento. Basándose en las densidades de krill conocidas en las zonas de alimentación de las ballenas, cada embestida suponía entre 34.000 y 1.912.000 kJ, hasta 237 veces la energía utilizada. Incluso cuando se incluyen los costes energéticos de las zambullidas, las ballenas seguían ganando 90 veces la energía que utilizaban.

Shadwick dice que los resultados podrían explicar cómo las ballenas azules sobreviven a su estilo de vida migratorio. Se alimentan en aguas antárticas en verano y luego se dirigen al norte, a sus zonas de cría tropicales, donde hay poca comida disponible. Aun así, las hembras deben producir enormes volúmenes de leche para sus crías. «Esto explica cómo pueden hacer frente a la inanición estacional», dice Shadwick.

Las ballenas que se alimentan deben tener altas densidades de krill para que sus métodos de alimentación sean eficaces, dice Alejandro Acevedo-Gutiérrez de la Western Washington University en Bellingham. Las ballenas que se alimentan de forma espontánea «tienen que obtener más beneficios por el tiempo que pasan bajo el agua, por así decirlo», afirma.

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