Las lesiones dentales traumáticas afectan a entre el 1 y el 3% de la población, y afectan de forma desproporcionada a niños y adolescentes. El manejo de estas lesiones incorpora la edad de los pacientes, ya que los niños entre 6 y 13 años tienen una dentición mixta. Esto ayuda a preservar la vitalidad de los dientes que pueden salvarse después de un evento traumático. El examen clínico de estos casos implica una exploración minuciosa del maxilar y la mandíbula en busca de fracturas asociadas y de cualquier resto alojado y dientes o fragmentos dentales desprendidos. El objetivo es descartar cualquier aspiración o desplazamiento accidental hacia la nariz, los senos o los tejidos blandos. Después de descartar cualquier complicación, la atención se centra en determinar el tipo de lesión del diente o los dientes implicados. Para ello, se realiza un examen clínico para detectar cualquier cambio de color en los dientes, pruebas de movilidad y pruebas de vitalidad de la pulpa. Se realiza una evaluación radiográfica mediante radiografías periapicales, oclusales, panorámicas y tomografía computarizada de haz cónico para ver el efecto del traumatismo en el diente, la raíz, el ligamento periodontal y el hueso adyacente. El sistema de clasificación más utilizado para los traumatismos dentales es la clasificación de Andreasen y se aplica tanto a los dientes caducos como a los permanentes. El tratamiento de los traumatismos dentales se basa en el tipo de lesión, como las lesiones de los tejidos duros y la pulpa, las lesiones del tejido periodontal, las lesiones del hueso de soporte y las lesiones de la encía y la mucosa oral. Las lesiones de los tejidos duros sin afectación de la pulpa suelen requerir únicamente una restauración. Cualquier afectación pulpar puede requerir un tratamiento endodóntico. Las fracturas que afectan al hueso alveolar o la luxación del diente requieren una estabilización que se suele conseguir con férulas flexibles. Los procedimientos más comunes que se emplean en el tratamiento de las lesiones dentales son la endodoncia, el reposicionamiento quirúrgico del diente y la colocación de férulas flexibles. El reconocimiento y el tratamiento de estas lesiones son necesarios para facilitar la curación adecuada y la salvación de la dentición natural del paciente, reduciendo las complicaciones futuras de los pacientes.