Tratamiento de las lesiones del ápex petroso

El tratamiento de las lesiones del ápex petroso depende del tipo de lesión, de la gravedad de los síntomas del paciente y de la cantidad de daño que el crecimiento haya causado a las estructuras circundantes del oído. Los granulomas de colesterol que afectan al vértice petroso son quistes llenos de líquido, por lo que el tratamiento principal consiste en drenar el quiste. El cirujano puede utilizar diferentes métodos para acceder al quiste; sin embargo, la técnica más utilizada es el abordaje infracoclear. Esta técnica consiste en acceder al granuloma desde una posición justo por debajo de la cóclea del oído interno. Más recientemente, se han empezado a observar algunos granulomas de colesterol, ya que se ha comprobado que algunos de ellos no crecen.

Los colesteatomas del ápex petroso, en cambio, son un poco más complicados, ya que hay que extirparlos por completo. Aunque es posible acceder al colesteatoma a través del oído interno, a veces también es necesario acceder a través de la fosa media situada debajo del cerebro. En algunos casos, el colesteatoma puede abordarse por vía transcoclear o transoceánica cuando la audición no es salvable.

Qué esperar tras el tratamiento

Es normal que los oídos se sientan llenos o taponados durante unas semanas tras la intervención. La mayoría de los pacientes descubren que recuperan su audición normal y que pueden volver a sus actividades habituales sin ningún síntoma, si la función del oído interno es normal antes de la cirugía.

Evitar las lesiones del ápex petroso

En muchos casos, como en el de los colesteatomas congénitos, no hay nada que una persona pueda hacer para evitar una lesión del ápex petroso. La clave es buscar atención médica lo antes posible tras la aparición de los síntomas. Las personas deben consultar a su médico si experimentan:

– Infecciones de oído recurrentes o crónicas
– Cambios en la audición
– Problemas para mantener el equilibrio
– Dolor en el oído o a su alrededor
– Drenaje de los oídos
– Traumatismos en los oídos
– Cambios en la sensibilidad de la cara
– La parálisis facial que dura más de 6 meses justifica más exámenes

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