LECTURAS RÁPIDAS
El yodo es un elemento que se encuentra de forma natural en la masa terrestre del suelo así como en las aguas del océano en la tierra. Además, es un oligoelemento vital que es requerido por el cuerpo humano, para llevar a cabo varias funciones centrales, incluyendo la síntesis de las hormonas tiroideas y la preservación de las funciones cerebrales.
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Presente habitualmente en el sistema en forma de iones de yoduro, este nutriente clave no puede segregarse intrínsecamente en las células y los tejidos, por lo que debe aportarse a través de la dieta. Aunque numerosas verduras, frutos secos, productos lácteos y mariscos contienen grandes cantidades de yodo, el nivel máximo de este mineral se encuentra en la sal de mesa yodada que se comercializa. De hecho, la sal cruda extraída del mar fue enriquecida con yodo desde la década de 1900, a diferencia de otras variantes orgánicas como la sal negra o la sal de roca, ya que las deficiencias de yodo se observaban ampliamente en la población de los Estados Unidos en esa época.
Dado que el yodo desempeña un papel importante en la síntesis y el funcionamiento de la hormona tiroidea, entre el 70 y el 80% del mineral está presente en la glándula tiroidea situada en el cuello. El 20 a 30 por ciento restante de yodo se almacena generalmente en otros tejidos corporales, a saber, la sangre, los ovarios y los músculos.
Funciones:
El yodo interviene en varias funciones críticas del cuerpo humano, como:
Mantener la síntesis y el funcionamiento normal de la hormona tiroidea, catalizando la conversión de la hormona estimulante del tiroides (TSH) en triyodotironina (T3) y tiroxina (T4), elevando así la inmunidad, el bienestar del corazón y el metabolismo
Prevenir la incidencia del hipotiroidismo, es decir.e. una glándula tiroidea poco activa
Asegurando un desarrollo neuronal óptimo en el feto en crecimiento durante el embarazo
Disminuyendo el riesgo de bocio, que resulta en el agrandamiento de la glándula tiroidea
Promoviendo la memoria la concentración, la inteligencia, el pensamiento racional y una miríada de otras operaciones cerebrales
Prevenir la aparición de cánceres de tiroides y otras afecciones autoinmunes como la enfermedad de Graves
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Curación de infecciones cutáneas y heridas, cuando se aplica de forma tópica, como cremas a base de yodo de prescripción
Fuentes alimentarias:
Las necesidades diarias de yodo para una persona normal y sana de 14 años o más, para mantener las funciones tiroideas cruciales, es de 150 microgramos tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, dado que el yodo garantiza el correcto crecimiento del cerebro del feto en el período de gestación, las mujeres embarazadas necesitan una cantidad mayor, de 220 microgramos, y las mujeres en período de lactancia deben consumir cantidades aún mayores, de hasta 290 microgramos de yodo cada día.
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Una plétora de alimentos es muy rica en yodo, obtenido tanto de fuentes vegetales como animales. Estos comprenden:
Sal yodada, un condimento fabricado en el que la sal marina normal está fortificada con yodo
Productos lácteos, incluyendo la leche, el yogur, el queso
Huevos y mariscos
Verduras crucíferas como el brócoli, col, coliflor
Algas marinas como el kombu kelp, nori y wakame
Frutas consistentes en ciruelas secas, también conocidas como ciruelas pasas, plátanos
Deficiencia:
El principal trastorno por carencia derivado de una baja ingesta de yodo de forma habitual es el hipotiroidismo. Cuando el yodo suministrado a través de la dieta es sólo en volúmenes diminutos, tan bajos como 10 a 20 microgramos por día, la hormona estimulante de la tiroides no puede realizar sus tareas corporales. Esto se caracteriza por una importante inflamación de la glándula tiroidea, en el cuello, denominada bocio.
El hipotiroidismo también provoca un gran agotamiento, fatiga y debilidad corporal. Además, como la hormona tiroidea es esencial para las operaciones inmunitarias, el metabolismo energético y la facilitación de la digestión, todos estos mecanismos se ven alterados debido a una deficiencia de yodo y a una eventual situación de hipotiroidismo. Por lo tanto, da lugar a estreñimiento, tos y resfriados frecuentes, mala memoria, fluctuaciones del peso corporal y disminución del funcionamiento del sistema nervioso.
Toxicidad:
El nivel más alto de ingesta diaria de yodo no debe superar los 1100 microgramos para los adultos, según los expertos médicos. Sin embargo, los casos de sobredosis de yodo dañan invariablemente las funciones de la tiroides y provocan síntomas similares a los de la deficiencia de yodo, como el bocio, la disminución de las capacidades de defensa del organismo y la baja resistencia.
A veces, el yodo se consume en grandes cantidades durante un período de tiempo prolongado, lo que provoca una acumulación excesiva del mineral en el organismo. Esto da lugar a graves afecciones inflamatorias de tiroiditis e incluso a cáncer papilar de tiroides.
En raras ocasiones, se produce una intoxicación por yodo en el sistema, que da lugar a sensaciones dolorosas y de ardor en la boca, la garganta, el estómago, complicaciones abdominales de diarrea, vómitos y complicaciones graves que incluyen un pulso debilitado y coma. Por lo tanto, siempre se recomienda buscar el consejo profesional de un médico antes de tomar suplementos de yodo y limitar el consumo de exceso de yodo a través de la dieta también.