La audaz revolución de Martín Lutero: La Reforma 500 años después
24.10.2017
Klaus Krämer, de DW, explica cómo la publicación de las 95 tesis de Martín Lutero contra las llamadas «indulgencias» de la Iglesia católica inició una revolución religiosa.
Alemania y el mundo protestante se encuentran en medio del mayor «Festival de la Reforma» de todos los tiempos. Desde el 31 de octubre de 2016 se están celebrando los acontecimientos revolucionarios que comenzaron ese mismo día en 1517.
Una pequeña lección de historia: El monje Martín Lutero (1483 – 1546) se siente frustrado por la práctica de la Iglesia católica de vender indulgencias, que permite a la gente comprar la salvación espiritual. Su estudio de la Biblia le hizo comprender que una persona pecadora que cree en un Dios todopoderoso y absoluto es justificada a los ojos de Dios por esta misma creencia y la misericordia de Dios, y no por el dinero y las buenas obras.
Lutero está convencido de que éste es el núcleo del mensaje cristiano. En consecuencia, los fieles pueden dirigirse a su creador directamente a través de la oración. No necesitan ni a la Iglesia ni al sacerdote como intermediarios, una idea radical que rompe el poder de la Iglesia católica, empezando por su doctrina religiosa.
Se trata del poder
Las conclusiones de Lutero abren la puerta a nuevas libertades no imaginadas. Pero las décadas que siguieron a sus famosas «Noventa y cinco tesis» -supuestamente clavadas en la puerta de la iglesia de Wittenberg el 31 de octubre de 1517- dejan claro que la Iglesia no está dispuesta a renunciar a su poder sin luchar.
Al principio, el impulso de Lutero sigue creciendo. Con la ayuda de la imprenta de tipos móviles, inventada por Johannes Gutenberg en 1450, rápidamente escribe, duplica y distribuye por todo el país esta nueva colección de ideas que desafían las indulgencias.
Además, el pintor de Wittenberg Lucas Cranach el Viejo y su hijo del mismo nombre ponen rostro a la Reforma a través de sus retratos de Martín Lutero, así como de las representaciones de los compatriotas del teólogo.
Wittenberg es el epicentro de una oleada de nuevo pensamiento cuyos efectos llegan hasta Roma. En junio de 1518 se inicia un proceso por herejía contra Lutero y unos meses después, en Augsburgo, el enviado papal, el cardenal Tomás Cayetano, interroga al reformador, que se niega rotundamente a renunciar a sus ideas. Al año siguiente, Carlos V (1500-1558) se convierte en el nuevo emperador. Es otro opositor a Lutero que se ve a sí mismo como protector de la Iglesia existente.
Escritos importantes
El monje rebelde, que sigue pensando que puede reformar su Iglesia católica, compone en 1520 tres importantes textos reformistas. El más importante, «Sobre la libertad del cristiano», es más o menos una ley básica para los cristianos que a veces se lee como una incitación a la revolución.
Lutero resume el sentido de la vida cristiana en dos tesis: «Un cristiano es un señor libre de todo, no está sujeto a nadie. Un cristiano es un siervo obediente de todos, sujeto a todos». Estas palabras convencen a una gran parte de la población que desea la libertad: libertad del miedo a la muerte, de las indulgencias y otros deberes financieros, libertad de la represión de las altas esferas.
Pero Lutero, que utiliza el término «libertad» en un sentido puramente teológico, tiene una comprensión de la libertad totalmente diferente. Proviene del apóstol Pablo en la Biblia. El comportamiento fundamental del hombre no es libre, sino que está influenciado por el Diablo y el pecado, o por Cristo y la bondad. Lutero quiere emancipar a las personas volviéndolas hacia Cristo. Rechaza la radicalización política y la rebelión armada.
El «Imperio» contraataca
Tesis provocadoras, los escritos de la reforma, el rechazo obstinado a la revocación de las ideas – todo es demasiado para el Papa León X que en enero de 1521 excomulga a Lutero.
En abril de ese mismo año, Lutero tiene que defenderse ante el emperador. En su famoso discurso del 18 de abril, el reformador afirma que sólo se retractará de sus palabras si los hechos bíblicos pueden desmentirlas, y subraya que no puede actuar contra su conciencia. «Aquí estoy. Que Dios me ayude. Amén», concluye supuestamente su discurso. El emperador Carlos V coloca el Edicto de Worms sobre Lutero, declarándolo proscrito y prohibiendo sus escritos.
Tiempo productivo en Wartburg
Lutero no tiene que esperar mucho para recibir ayuda. Su compatriota Federico III, príncipe de Sajonia, hace que el proscrito sea secuestrado durante su regreso a casa desde Worms y llevado a un lugar seguro en el castillo de Wartburg, donde escribe bajo un seudónimo.
Lutero utiliza estos 10 meses para recopilar numerosos escritos que definen aún más los temas de la Reforma. También se convierte en la primera persona que traduce el Nuevo Testamento del griego antiguo al alemán. Hasta ese momento, habían existido más de 70 versiones, todas ellas basadas en el texto latino, una traducción a su vez llena de imprecisiones. La traducción de Lutero, impresa en 1522, es una obra maestra de la lingüística – y un éxito de ventas que lleva la etiqueta del precio de medio buey engordado.
Nuevos acentos
A pesar de su condición de proscrito, Lutero regresa a Wittenberg en marzo de 1522 donde se sumerge en diversos proyectos y sigue sorprendiendo a sus contemporáneos.
En 1525 el otrora monje célibe se casa con la antigua monja Katharina von Bora. Juntos crían seis hijos y fundan la primera casa parroquial protestante, que sirve de modelo para el centro espiritual y organizativo de una parroquia hasta bien entrado el siglo XX.
En 1526 la Dieta Imperial de Espira toma la notable decisión de permitir a los príncipes y estados decidir por sí mismos si permanecen católicos o se convierten. Esto da lugar a las primeras iglesias luteranas oficiales y a las primeras escuelas protestantes.
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Base de la creencia
Durante los viajes de Lutero, se da cuenta de que la mayoría de sus compatriotas en realidad saben muy poco sobre la creencia cristiana. Esto le impulsa a escribir en 1529 el «Pequeño Catecismo» para el hombre común y el «Gran Catecismo» para el sacerdocio, que juntos son las obras instructivas fundamentales de la creencia protestante hasta hoy.
El mismo año los príncipes reformistas en la Dieta Imperial de Espira protestan contra el Edicto de Worms en curso. Sus acciones dan nombre al «protestantismo». Lutero ya se había referido a su movimiento como «evangelista»
Último intento de unificación
A finales de julio de 1530 el emperador Carlos V convoca una dieta imperial en Augsburgo. El imperio corre el riesgo de romperse, en parte por las divisiones religiosas que ha provocado Lutero. Lutero, que todavía está prohibido religiosamente y proscrito políticamente, no puede participar sin arriesgar su seguridad. En su lugar, su amigo y compañero de reformas religiosas Philip Melanchton le representa en Augsburgo.
En arduas audiencias, Melanchton intenta conseguir el reconocimiento de la denominación protestante por parte del bando católico, abogando por la publicación de la «Confesión de Augsburgo», que establece que las enseñanzas protestantes van en contra de la Iglesia católica. Su lucha resulta ser en vano.
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Impacto del clima político
Sin embargo, el emperador Carlos V no puede permitirse reprimir a los protestantes. El ejército otomano amenaza tanto al Occidente cristiano como al Sacro Imperio Romano Germánico, lo que le hace depender de cualquier forma de ayuda militar. Para asegurar la unidad interna, el emperador concede a los protestantes la libertad de culto a cambio de la participación militar en las guerras otomano-habsburguesas. Sin embargo, los conflictos entre católicos y protestantes no se resuelven hasta la Paz de Augsburgo en 1555.
La Biblia de Lutero: un éxito de ventas
En 1534, Lutero y sus colaboradores terminan de traducir el Antiguo Testamento del hebreo al alemán. El lenguaje vívido y memorable del reformador ayuda a educar a los habitantes del Sacro Imperio Romano Germánico en la alfabetización, además de fomentar un sentimiento de unidad nacional. Cientos de modismos y refranes de la traducción de la Biblia de Lutero permanecen entretejidos en el idioma alemán hoy en día.
Pero el resultado más importante de las traducciones de Lutero fue que hizo que la lectura de la Biblia fuera accesible a todos y cada uno – y no sólo a las clases educadas superiores. En sus primeros doce años, la Biblia de Lutero de 1534 vendió más de 100.000 ejemplares, lo que convirtió a su traductor en el publicista más difundido del siglo XVI.
El antisemitismo de Lutero
La opinión de Lutero sobre los judíos y sus creencias no estaba en absoluto influenciada por la caridad y la tolerancia cristianas. En este sentido, es un ejemplo de la época. Inicialmente aconsejaba amabilidad hacia los judíos, dado que el propio Jesús había nacido como tal, y argumentaba en 1523 que a los judíos que se convertían al cristianismo se les debía permitir trabajar en todos los oficios y no sólo en el préstamo de dinero.
El odio declarado de Lutero se reveló unos 20 años después. En su texto de 1543 «Sobre los judíos y sus mentiras», llevó el odio religioso de la Edad Media hacia los judíos un paso más allá, tachándolos de «asesinos de Cristo» y pidiendo que se destruyeran sus sinagogas y hogares y, finalmente, su expulsión. Algunos investigadores llaman a las declaraciones de Lutero «antisemitismo premoderno».
Las razones del cambio de opinión de Lutero siguen siendo pura especulación. El cambio puede haber surgido de la decepción. Supuestamente esperaba que los judíos se convirtieran a la nueva creencia protestante, lo que no ocurrió. Cualquiera que sea la razón, este lado feo de Lutero sigue siendo parte de su legado hasta el día de hoy.
La obra de la vida de Lutero.
Cuando Martín Lutero murió el 18 de febrero de 1546 en su ciudad natal de Eisleben, dejó una obra gigantesca. Las ideas de la Reforma se habían extendido por todo el ámbito cristiano. Aunque fueron una bendición para algunos y una maldición para otros, los cambios que puso en marcha fueron imparables y llegaron a todos los ámbitos de la vida social y política. Abrieron la puerta a una nueva era -aunque nadie sospechaba entonces lo violento que sería el conflicto religioso resultante.
No fue hasta 1999 que la Iglesia Católica reconoció la justificación doctrinal de Lutero. El momento fue un hito en el diálogo católico-protestante, ya que supuso la aceptación tácita de la creencia inamovible de Lutero de que los cristianos son santos sólo por la misericordia de Dios, y no por los actos -por muy grandes que sean-.
Klaus Krämer (cmb)