Hipertensión crónica en el embarazo
La hipertensión crónica en el embarazo se asocia con mayores tasas de resultados adversos maternos y fetales tanto agudos como a largo plazo. Estos resultados adversos se observan particularmente en mujeres con hipertensión severa no controlada, en aquellas con daño en órganos diana y en aquellas que no cumplen con las visitas prenatales. Además, los resultados adversos aumentan considerablemente en las mujeres que desarrollan una preeclampsia superpuesta o un abrupto placentario. Las mujeres con hipertensión crónica deben ser evaluadas antes de la concepción o en el momento de la primera visita prenatal. En función de esta evaluación, pueden dividirse en categorías de hipertensión crónica de «alto riesgo» o de «bajo riesgo». Las mujeres de alto riesgo deben recibir un tratamiento antihipertensivo agresivo y evaluaciones frecuentes del bienestar materno y fetal, y los médicos deben recomendar cambios en el estilo de vida. Además, estas mujeres tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones posparto, como edema pulmonar, insuficiencia renal y encefalopatía hipertensiva, por lo que deben recibir un control agresivo de la presión arterial, así como una estrecha vigilancia. En las mujeres con hipertensión crónica de bajo riesgo (esencial no complicada), existe incertidumbre respecto a los beneficios o riesgos del tratamiento antihipertensivo. En mi experiencia, la mayoría de estas mujeres tendrán buenos resultados en el embarazo sin el uso de medicamentos antihipertensivos. Los agentes antihipertensivos se recomiendan y se utilizan ampliamente en estas mujeres a pesar de la ausencia de pruebas de los beneficios o daños de esta terapia. Estas recomendaciones se basan en el dogma y el consenso más que en la evidencia científica. Hay una necesidad urgente de realizar ensayos aleatorios en mujeres con hipertensión crónica leve en el embarazo.