Fiebre del valle

May 24, 2021
admin

Perspectiva general

La fiebre del valle es una infección fúngica que se produce por organismos coccidioides. Puede producir signos y síntomas como fiebre, tos y cansancio.

Dos especies de hongos coccidioides generan la fiebre del valle. Estos hongos se encuentran, generalmente, en regiones específicas. Las esporas de los hongos pueden removerse con el aire mediante cualquier alteración en el suelo, como actividades agrícolas, construcción o con el viento.

Así la gente puede respirar los hongos y así llevarlos a sus pulmones. Los hongos pueden generar la fiebre del valle, también conocida como coccidioidomicosis aguda. Los casos leves de fiebre del valle, generalmente, se curan por sí solos. En los casos más graves, los médicos tratan la infección con medicamentos antimicóticos.

Síntomas

La fiebre del valle es la forma inicial de la infección por coccidioidomicosis. Esta enfermedad inicial aguda puede convertirse en una enfermedad más grave, incluida la coccidioidomicosis crónica y diseminada.

Coccidioidomicosis aguda (fiebre del valle)

La forma inicial, o aguda, de la coccidioidomicosis suele ser leve, con pocos síntomas o ninguno. Los signos y síntomas se manifiestan de una a tres semanas después de la exposición y suelen ser similares a los de la gripe. Los síntomas pueden ser de leves a graves, incluidos los siguientes:

  • Fiebre
  • Tos
  • Cansancio
  • Falta de aire
  • Dolor de cabeza
  • Escalofríos
  • Sudoración nocturna
  • Dolores articulares e inflamación muscular
  • Sarpullido rojo e irregular, principalmente en las pantorrillas, pero a veces en el pecho, los brazos y la espalda

Si no te enfermas o si tienes síntomas de la fiebre del valle, es posible que te des cuenta luego de que te has infectado. Tal vez se descubra si el análisis de piel o de sangre es positivo o si aparecen pequeñas áreas de infección residual en los pulmones (nódulos) en una radiografía rutinaria de tórax. Los nódulos no suelen causar problemas, pero pueden parecer cáncer en las radiografías.

Si se presentan síntomas, especialmente graves, el curso de la enfermedad es muy variable. Puede llevar meses recuperarse completamente. El cansancio y los dolores articulares pueden durar aún más. La gravedad de la enfermedad depende de varios factores, incluidos tu salud general y la cantidad de esporas de hongos que inhalas.

Coccidioidomicosis crónica

Si la infección por coccidioidomicosis inicial no se resuelve por completo, puede progresar a un tipo de neumonía crónica. Esta complicación es más frecuente en las personas que tienen sistemas inmunitarios debilitados.

Los signos y síntomas incluyen los siguientes:

  • Fiebre baja
  • Pérdida de peso
  • Tos
  • Dolor en el pecho
  • Esputo con manchas de sangre (materia que se elimina al toser)
  • Nódulos en los pulmones

Coccidioidomicosis diseminada

La forma más grave de la enfermedad, la coccidioidomicosis diseminada, es poco común. Se produce cuando la infección se extiende (disemina) más allá de los pulmones a otras partes del organismo. La mayoría de las veces, estas partes son la piel, los huesos, el hígado, el cerebro, el corazón y las membranas que protegen el cerebro y la médula espinal (meninges).

Los signos y síntomas de la enfermedad diseminada dependen de las partes del cuerpo afectadas y pueden incluir lo siguiente:

  • Nódulos, úlceras y lesiones en la piel que son más graves que el sarpullido que a veces se presenta con otras formas de la enfermedad
  • Lesiones dolorosas en el cráneo, la columna vertebral u otros huesos
  • Hinchazón y dolor en las articulaciones, especialmente en las rodillas o los tobillos
  • Meningitis: una infección de las membranas y del líquido que rodean el cerebro y la médula espinal

Cuándo debes consultar a un médico

Debes buscar atención médica si eres mayor de 60 años, tienes el sistema inmunitario debilitado, estás embarazada o tienes legado africano o filipino, y manifiestas los signos y síntomas de la fiebre del valle, especialmente en los siguientes casos:

  • Vives o has viajado recientemente a una zona en la que la enfermedad es frecuente
  • Tienes síntomas que no mejoran

Debes avisarle al médico si has viajado a un lugar donde la fiebre del valle es común y tienes síntomas.

Causas

La fiebre del valle se contrae cuando se inhalan las esporas de determinados hongos. Los hongos que causan la fiebre del valle, Coccidioides immitis o Coccidioides posadasii, se encuentran en el suelo en regiones de Arizona, Nevada, Utah, Nuevo México, California, Texas y Washington. Se llama así por el Valle de San Joaquín en California. Los hongos también pueden encontrarse a menudo en el norte de México, América Central y América del Sur.

Como muchos otros hongos, las especies coccidioides tienen un ciclo de vida complejo. En el suelo, crecen como moho con filamentos largos que se rompen en esporas aéreas cuando el suelo se altera. Entonces una persona puede inhalar las esporas.

Las esporas son extremadamente pequeñas y pueden ser transportadas lejos por el viento. Una vez dentro de los pulmones, las esporas se reproducen, y continúa el ciclo de la enfermedad.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo de la fiebre del valle incluyen lo siguiente:

  • Exposición ambiental. Cualquier persona que inhale las esporas que causan la fiebre del valle está en riesgo de contraer la infección. Las personas que viven en zonas donde los hongos son comunes, especialmente las que pasan mucho tiempo al aire libre, están en mayor riesgo.

    Además, las personas que tienen trabajos que las exponen al polvo tienen un riesgo mayor: trabajadores de la construcción, viales y agrícolas, ganaderos, arqueólogos y personal militar en ejercicios de campo.

  • Raza. Por razones que no se comprenden bien, las personas de ascendencia filipina y africana son más susceptibles a desarrollar graves infecciones fúngicas.
  • Embarazo. Las mujeres embarazadas son vulnerables a infecciones más graves durante el tercer trimestre. Las madres primerizas son vulnerables justo después de que nazcan sus bebés.
  • Sistema inmunitario debilitado. Cualquier persona con un sistema inmunitario debilitado tiene un mayor riesgo de presentar complicaciones graves. Esto incluye a las personas que viven con SIDA o aquellas que reciben tratamiento con esteroides, quimioterapia y medicamentos contra el rechazo después de la cirugía para el trasplante. Las personas con determinadas enfermedades autoinmunitarias, como artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn, que se tratan con medicamentos antifactor de necrosis tumoral también tienen un mayor riesgo de contraer infecciones.
  • Diabetes. Las personas con diabetes pueden tener un mayor riesgo de infecciones pulmonares graves.
  • Edad. Los adultos mayores tienen más probabilidades de presentar la fiebre del valle. Esto puede deberse a que sus sistemas inmunitarios son menos fuertes o a otras enfermedades que afectan su salud general.

Complicaciones

Algunas personas, especialmente mujeres embarazadas, personas con sistemas inmunitarios debilitados, como aquellas con VIH/SIDA, y las de ascendencia filipina o africana corren el riesgo de desarrollar una forma más grave de coccidioidomicosis.

Entre las complicaciones de la coccidioidomicosis se pueden incluir las siguientes:

  • Neumonía grave. La mayoría de las personas se recuperan de la neumonía relacionada con la coccidioidomicosis sin complicaciones. Otras, principalmente las personas de ascendencia filipina y africana y aquellas con sistemas inmunitarios debilitados, pueden enfermarse gravemente.
  • Ruptura de nódulos pulmonares. Un pequeño porcentaje de personas manifiesta nódulos de pared delgada (cavidades) en sus pulmones. Muchos de estos nódulos finalmente desaparecen sin causar ningún problema, pero algunos se pueden romper y generar dolor en el pecho y dificultad para respirar. Un nódulo pulmonar roto puede requerir la colocación de un tubo en el espacio alrededor de los pulmones para eliminar el aire o una cirugía para reparar el daño.
  • Enfermedades diseminadas. Aunque es poco común, es la complicación más grave de la coccidioidomicosis. Si el hongo se extiende (disemina) por todo el cuerpo, puede generar problemas como úlceras en la piel, abscesos, lesiones óseas, dolores articulares graves, inflamación del corazón, problemas de las vías urinarias y meningitis (una infección potencialmente mortal de las membranas y el líquido que cubre el cerebro y la médula espinal).

Prevención

No hay ninguna vacuna para prevenir la fiebre del valle.

Si visitas o vives en zonas donde es común la fiebre del valle, toma precauciones basadas en el sentido común, especialmente durante los meses de verano, cuando la probabilidad de infección es más alta.

Ten en cuenta los siguientes consejos:

  • Usa una máscara.
  • Evita zonas muy polvorientas, como las obras de construcción.
  • Permanece adentro durante las tormentas de polvo.
  • Humedece la tierra antes de cavar en ella, o evítala si tienes un mayor riesgo de infección.
  • Mantén las puertas y ventanas bien cerradas.
  • Limpia las heridas de la piel con agua y jabón.

Diagnóstico

Para diagnosticar la fiebre del valle, el médico podría evaluar tus antecedentes médicos y revisar tus signos y síntomas. La fiebre del valle es difícil de diagnosticar según los signos y síntomas, ya que los síntomas suelen ser confusos y similares a los que ocurren en otras enfermedades. Ni siquiera una radiografía de tórax puede ayudar a los médicos a ver la diferencia entre la fiebre del valle y otras enfermedades pulmonares.

Para diagnosticar la fiebre del valle, los médicos podrían solicitar una o más de las siguientes pruebas:

  • Frotis o cultivo de esputo. En estas pruebas, se analiza una muestra de la materia expulsada durante la tos (esputo) para determinar la presencia de organismos coccidioides.
  • Análisis de sangre. Mediante un análisis de sangre, el médico puede determinar la presencia de anticuerpos contra los hongos causantes de la fiebre del valle.

Si los médicos creen que puedes tener neumonía relacionada con la fiebre del valle, también podrían solicitar pruebas por imágenes, como una tomografía computarizada, resonancia magnética o radiografía de tórax.

Si es necesario, los médicos podrían extraer una muestra de tejido de los pulmones para analizarla.

En algunos casos, los médicos podrían realizar una prueba cutánea para saber si has tenido la fiebre del valle anteriormente y si has desarrollado inmunidad.

Tratamiento

La fiebre del valle suele requerir cuidados de apoyo y, a veces, medicamentos.

Reposo

La mayoría de las personas con fiebre del valle aguda no necesitan tratamiento. Incluso cuando los síntomas son graves, la mejor terapia para los adultos por lo demás sanos suele ser reposo en cama e ingesta de líquidos. Aun así, los médicos controlan minuciosamente a las personas con fiebre del valle.

Medicamentos antimicóticos

Si los síntomas no mejoran o empeoran, o si tienes un mayor riesgo de tener complicaciones, el médico puede recetarte un medicamento antimicótico, como el fluconazol. Los medicamentos antimicóticos también se utilizan en personas con enfermedades diseminadas o crónicas.

En general, los medicamentos antimicóticos fluconazol (Diflucan) o itraconazol (Sporanox, Onmel, Tolsura) se utilizan para todas las formas de coccidioidomicosis, excepto para las más graves.

Todos los antimicóticos pueden tener efectos secundarios graves. Pero estos efectos secundarios suelen desaparecer una vez que se dejan de tomar estos medicamentos. Los posibles efectos secundarios del fluconazol y el itraconazol son náuseas, vómitos, dolor de estómago y diarrea.

Las infecciones más graves pueden tratarse primero con un medicamento antimicótico por vía intravenosa, como la anfotericina B (Abelcet, Ambisome u otros).

También pueden usarse dos medicamentos más nuevos, el voriconazol (Vfend), el posaconazol (Noxafil) y el sulfato de isavuconazonio (Cresemba), para tratar infecciones más graves.

Los antimicóticos controlan el hongo, pero a veces no lo destruyen, por lo que puede haber recaídas. Para muchas personas, un solo episodio de fiebre del valle genera inmunidad de por vida. Pero es posible que la enfermedad se reactive o puedes volver a infectarte si el sistema inmunitario está muy debilitado.

Preparación antes de la cita

Pide una cita con el médico si tienes signos o síntomas de la fiebre del valle y si te encuentras o has estado hace poco en una región donde es frecuente esta enfermedad.

A continuación, incluimos información que te ayudará a prepararte y a saber qué puedes esperar del médico.

Información que se debe recopilar por adelantado

  • Restricciones previas a la cita. Cuando pidas la cita, pregunta si hay alguna restricción que debas seguir durante el período previo a la visita.
  • Antecedentes de los síntomas. Anota los síntomas que hayas experimentado y su duración.
  • Exposiciones recientes a posibles fuentes de infección. Al médico le interesará saber, en especial, si has viajado recientemente y adónde.
  • Antecedentes médicos. Haz una lista con tu información médica importante, como otras afecciones para las cuales estés recibiendo tratamiento y cualquier medicamento, vitamina o suplemento que estés tomando.
  • Preguntas para hacerle al médico. Anota una lista de preguntas con anticipación para que puedas aprovechar al máximo tu tiempo con el médico.

En la siguiente lista, se sugieren preguntas para hacerle al médico sobre la fiebre del valle. No dudes en hacer más preguntas durante la cita.

  • ¿Cuál es la causa más probable de mis síntomas?
  • ¿Qué clase de pruebas necesito hacerme?
  • ¿Qué método de tratamiento recomienda, si es que recomienda alguno?
  • Tengo estas otras afecciones. ¿Cómo puedo controlarlas de manera conjunta?
  • Si me recomienda medicamentos, ¿cuáles son los posibles efectos secundarios?
  • ¿En cuánto tiempo crees que me recuperaré por completo? ¿Necesitaré una consulta de seguimiento?
  • ¿Hay riesgos de que esta enfermedad tenga complicaciones a largo plazo?

Qué esperar del médico

Es probable que el médico te haga varias preguntas. Estar preparado para responderlas te permitirá reservar tiempo para repasar cualquier punto sobre el que quieras hablar en profundidad. El médico podría hacerte estas preguntas:

  • ¿Cuáles son tus síntomas?
  • ¿Cuándo comenzaste a tener los síntomas?
  • ¿Los síntomas empeoraron con el tiempo?
  • ¿Has viajado recientemente? ¿Adónde y cuándo?
  • ¿Tu trabajo o actividades recreativas implican tener que pasar tiempo en entornos polvorientos al aire libre?
  • ¿Estás embarazada?
  • ¿Te diagnosticaron alguna otra enfermedad?
  • ¿Estás tomando actualmente medicamentos, recetados o de venta libre, así como vitaminas y suplementos?

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