Expansores de volumen coloidales. Problemas, escollos y posibilidades

Jul 7, 2021
admin

Las soluciones coloidales se han desarrollado y utilizado durante los últimos 70 años como expansores del espacio intravascular, basándose en la comprensión de la ley de Starling. El aumento de la presión osmótica con productos coloidales ha seguido siendo una premisa teórica atractiva para la reanimación del volumen. De hecho, se ha demostrado que los coloides aumentan la presión osmótica en la práctica clínica; sin embargo, los efectos son de corta duración. Los coloides de menor peso molecular ejercen un mayor efecto osmótico inicial, pero se eliminan rápidamente de la circulación. Las moléculas más grandes ejercen una presión osmótica menor que se mantiene durante más tiempo. El principal inconveniente del tratamiento con coloides radica en los estados patológicos con lesión endotelial y fuga capilar, precisamente el escenario clínico en el que se suelen administrar coloides. La solución coloide puede filtrarse al intersticio y permanecer allí ejerciendo un gradiente osmótico, arrastrando agua adicional al intersticio. Hay 4 tipos generales de productos coloides disponibles para uso clínico. La albúmina es la proteína plasmática predominante y sigue siendo el estándar con el que se comparan otros coloides. La albúmina, procedente de donantes humanos, es escasa y sigue siendo cara. Los dextranos se han utilizado para prevenir la trombosis venosa profunda y para reducir la viscosidad de la sangre durante la cirugía. El hetastarch se ha utilizado ampliamente como expansor del volumen plasmático. Proporciona una expansión del volumen plasmático equivalente a la de la albúmina, pero se ha demostrado que altera los parámetros de coagulación en los estudios (prolongando el tiempo de tromboplastina parcial activado y el tiempo de protrombina). Aunque se han notificado coagulopatías graves en casos esporádicos, no se ha demostrado que el hetastarch aumente la hemorragia postoperatoria en comparación con el tratamiento con albúmina, incluso en grandes dosis (3 L/día). A pesar de algunas ventajas teóricas en comparación con el tratamiento con cristaloides, no se ha demostrado que la administración de coloides disminuya el riesgo de lesión pulmonar aguda o mejore la supervivencia. Las indicaciones específicas de los productos coloides incluyen los estados hipoproteinémicos o de desnutrición, los pacientes que requieren una expansión del volumen plasmático y que no pueden tolerar mayores cantidades de líquido, los procedimientos ortopédicos y reconstructivos que requieren la prevención de la formación de trombos y la leucaféresis.

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