Efectos psicológicos
9.05.3.3 Factores psicológicos y puntos de vista teóricos
Los factores psicológicos están implicados en el comportamiento de la enfermedad de las personas con deficiencias auditivas y pueden alterar las estrategias de comunicación, como la lectura de labios, utilizadas por las personas con deficiencias auditivas. Se ha postulado una relación entre la personalidad y la vulnerabilidad a la pérdida de audición inducida por el ruido (Jakes, 1988). Aunque se ha demostrado la relación entre la personalidad de tipo A y la vasoconstricción periférica inducida por el ruido, y entre el desplazamiento temporal del umbral y la vasoconstricción, no se ha establecido una relación clara entre la personalidad y las causas de la pérdida de audición. Parece poco probable que exista una causa psicológica para la mayoría de las pérdidas auditivas.
Varios estudios han examinado el papel de la personalidad en el afrontamiento de la discapacidad auditiva (Andersson, 1995). Stephens (1980) utilizó el inventario de personalidad de Eysenck y encontró niveles elevados de neuroticismo e introversión. Coren y Harland (1995) descubrieron que la reducción de la agudeza auditiva se asociaba con un aumento del neuroticismo.
La personalidad del paciente con tinnitus también ha sido objeto de cierto interés (Gerber, Nehemkis, Charter, & Jones, 1985). Por ejemplo, Collet et al. (1990) utilizaron el inventario multifásico de personalidad de Minnesota (MMPI) y encontraron puntuaciones normales en general, con la excepción de puntuaciones elevadas de depresión en los hombres.
El optimismo disposicional, evaluado por la escala de orientación vital (LOT); (Scheier & Carver, 1985), se ha encontrado positivamente relacionado con el afrontamiento de la discapacidad auditiva (Scott, Lindberg, Melin, & Lyttkens, 1994), y negativamente relacionado con las quejas de tinnitus (Andersson, 1996).
El control personal resultó ser un aspecto importante del éxito comunicativo de las personas con deficiencias auditivas en un estudio de Scott et al. (1994). También es un importante predictor del malestar y la adaptación al tinnitus (Scott, Lindberg, Melin, & Lyttkens, 1990). Budd y Pugh (1995) encontraron relaciones significativas entre el locus de control, la severidad del tinnitus y la angustia emocional en los afectados por el tinnitus.
Kyle, Jones y Wood (1985) describieron la noción de que los individuos suelen intentar controlar las características de acceso de la información que reciben mediante un ajuste personal y social y que la pérdida de audición perturba el control que el individuo ejerce. Según Kyle et al. (1985), existen al menos tres soluciones (i) aumentar el nivel de control a toda costa, (ii) aceptar o esperar un nivel reducido de control y flujo de información, y (iii) rechazar o evitar situaciones en las que el nivel de control se vea amenazado.
Una visión diferente de la audición tiene su origen en el trabajo de Gibson (1986), quien enfatizó que nuestras percepciones son ricas y elaboradas porque los estímulos de nuestro entorno son ricos en información y no porque nuestros procesos de pensamiento o experiencias proporcionen la riqueza. Se trata de un modelo ecológico. En el campo de la audiología, Noble (1983) ha presentado un modelo ecológico que considera la audición en relación con los rasgos y características audibles del mundo real y cotidiano. Noble señaló especialmente el papel activo del perceptor. En otras palabras, la audición es algo más que percibir sonidos, también tiene que ver con la forma en que una persona actúa en un entorno. Noble y Hétu (1994) describieron además un enfoque ecológico de la discapacidad auditiva que tiene especialmente en cuenta las interacciones entre las personas, los entornos y sus interfaces. El enfoque ecológico ha sido importante para desviar la atención de los factores tecnológicos hacia los psicológicos y ambientales que intervienen en la rehabilitación. Hasta donde sabemos, ninguna investigación ha abordado todavía un enfoque ecológico del tinnitus.
Las ideas de Skinner (1957) permiten otra visión de la audición. Un aspecto atractivo del trabajo de Skinner era el enfoque en la comunicación. Según este punto de vista, la audición podía verse como una operante, es decir, como una conducta clasificada en función de sus efectos y que además estaba bajo la influencia de contingencias de refuerzo. Durante sus últimos años, Skinner extendió sus teorías al campo del envejecimiento en el libro Enjoy old age (Skinner & Vaughan, 1983), con algunos consejos conductuales sobre cómo manejar la pérdida de audición. Skinner aboga por un enfoque asertivo sin dejar de reconocer cuando es imposible oír: «Lo mejor es que dejes de intentar oír las cosas cuando tengas problemas. Probablemente no esté disfrutando de lo que se dice en un programa de televisión si se esfuerza por oírlo» (Skinner & Vaughan, 1983, p. 44).
Una perspectiva relacionada es el enfoque funcional. Aplicado a la discapacidad auditiva y a las dificultades de comunicación, puede considerarse como una interacción entre las capacidades del individuo y la demanda de la tarea concreta en la situación de comunicación (Andersson & Melin, 1993). El análisis funcional se ocupa de la identificación de variables importantes, causales e idealmente controlables que son aplicables a un conjunto específico de conductas objetivo para el paciente en cuestión (Haynes & O’Brien, 1990). Se hace hincapié en ver a cada paciente como único y en encontrar los puntos fuertes así como las necesidades.
En el campo de la teoría del tinnitus, los enfoques neurofisiológicos recientes sostienen que el tinnitus se conceptualiza mejor como un problema en el que están implicados los procesos centrales (Jastreboff, Hazell, & Graham, 1994). Esto contrasta con los modelos anteriores que enfatizaban las características acústicas y las causas periféricas del tinnitus. Según Jastreboff et al. (1994) y Jastreboff (1990), el tinnitus es una sensación auditiva fantasma y han desarrollado un modelo animal para probar las implicaciones de su teoría. Los avances en la investigación neurocientífica, por ejemplo, de Flor et al. (1995), sobre el dolor del miembro fantasma y la reorganización cortical, pueden mejorar la comprensión del tinnitus desde un punto de vista neuropsicológico. Curiosamente, un estudio de caso realizado por Salah, DeQuardo, Jibson, Carli y Tandon (1995) demostró que el tinnitus se aliviaba con una terapia electroconvulsiva en un paciente deprimido. Aunque es prometedora, la investigación sobre los potenciales evocados en pacientes con tinnitus (Attias, Urbach, Gold, & Sheemesh, 1993; Colding-Jorgensen, Lauritzen, Johnsen, Mikkelsen, & Saermark, 1992) todavía no ha dado resultados consistentes en general; una imagen similar ha surgido de los trabajos sobre las respuestas auditivas del tronco cerebral (Rosenhall & Axelsson, 1995).
Las ideas de Jastreboff y colaboradores sobre el tinnitus están en consonancia con un modelo de habituación psicológica para la molestia del tinnitus descrito por Hallam et al. (1984) en el que se teoriza que la reacción natural al tinnitus es la habituación. Este modelo original ha sido cuestionado (Carlsson & Erlandsson, 1991), pero se ha investigado poco. La deshabituación puede ser otra forma de describir el proceso de desarrollo de la angustia relacionada con el tinnitus, o que la coloración emocional del sonido del tinnitus se interpreta como una señal de advertencia que cortocircuita el proceso de habituación.