E-SHOP
Conocida por sus extravagantes vestidos, sus peinados exagerados y su estatus real, María Antonieta es una de las reinas más famosas de Francia. Su sentido de la moda y su personalidad siguen influyendo en las tendencias e inspirando a los creadores. En la película de Sofia Coppola, por ejemplo, María Antonieta aparece como una joven frívola e ingenua, más interesada en los vestidos, los pasteles y las fiestas que en las intrigas políticas. Esta es una de las representaciones habituales de la reina: una mujer tonta obsesionada con su apariencia y con divertirse. Sin embargo, también existe otra cara de la figura histórica: una mujer rebelde e independiente. Odiada o admirada, María Antonieta siempre ha despertado fuertes emociones, al igual que su excéntrica forma de vestir. La ropa puede ser un medio para comunicar y transmitir una declaración; rara vez es tan inútil como parece. ¿Era María Antonieta una víctima de la moda egoísta -que decía a los hambrientos que comieran brioche- o su ropa era una forma de expresar su espíritu audaz y libre?
A los 14 años, María Antonieta fue arrojada a una de las cortes más crueles de Europa. Elegida por su belleza física y por razones políticas, estaba destinada a dar a luz al futuro rey de Francia. Cada uno de sus movimientos era analizado y discutido. No le sentó bien que durante los primeros siete años de su matrimonio con el rey, nunca tuvieran intimidad. En aquella época, su único objetivo era tener un heredero, por lo que su fracaso fue extremadamente humillante y objeto de críticas públicas.
Rápidamente, la reina dejó claro que iba a vivir según sus propias reglas. No apreciaba el estricto código de conducta y etiqueta de la corte, y pronto encontró su propio espacio seguro en el Trianon: un palacio más pequeño cerca de Versalles, flanqueado por una granja en funcionamiento, donde se retiraba sola o con sus amigos para descansar y dar alguna que otra fiesta de lujo. Pero, según el protocolo, la reina debía acostarse con el rey y no hacerlo se consideraba un escándalo.
El escándalo siguió asociado a María Antonieta durante toda su vida. Al elegir no cumplir con las reglas asociadas a su rango, María Antonieta se ganó muchos enemigos. Las habladurías y las calumnias se convirtieron en algo muy común, incluso después de haber tenido su primer hijo. Su elección de vestidos, lejos de ser discreta, fue otra forma de rebelión por su parte.
María Antonieta transgredió el orden social tradicional a través de sus elecciones sartoriales. Aburrida de su marido, y sin poder desempeñar un verdadero papel político, la reina decidió jugar su última carta: utilizar la moda como medio de autoexpresión, en una corte donde todo giraba en torno a la apariencia. Verdadera fashionista, María Antonieta ideó vestidos y peinados extravagantes con sus estilistas. Se negaba a llevar el tradicional corsé de la época, por considerarlo un objeto de tortura. Como reina de Francia, se le permitía seguir la moda, pero sin provocar. María Antonieta hizo caso omiso de la etiqueta y prefirió los trajes extravagantes. Durante un tiempo, el pueblo siguió el ejemplo de la reina, adoptando peinados que desafiaban la gravedad y vestidos rebosantes de material.
Hasta que la reina fue demasiado lejos. En primer lugar, decidió que quería llevar vestidos largos y blancos de algodón, como hacían los campesinos. Este vestido le permitía ser libre en sus movimientos y sentirse más cerca de la naturaleza. María Antonieta parecía menos una reina y más una lechera, una transgresión que fue percibida como una traición por el pueblo de Francia. Además, se acusa a la reina de gastar grandes sumas de dinero en su ropa, en lugar de dar prioridad al bienestar de su pueblo. Su desafiante sentido de la moda llevó al reino a desconfiar de la reina extranjera.
Aunque María Antonieta no es la única razón que desencadenó la Revolución Francesa -y su extravagante vestuario no es la única razón por la que no gustaba-, su peculiar naturaleza ciertamente ayudó a alimentar la desconfianza en la monarquía francesa, ya que llegó a simbolizar los excesos de la realeza. Hasta su último aliento, María Antonieta utilizó la ropa como una declaración. Tras la ejecución de su marido, pidió un vestido negro para guardar el luto. Cuando fue llevada a la guillotina, se le negó el derecho a vestirse como viuda. En su lugar, María Antonieta optó por llevar un vestido blanco. Cuando fue conducida en un carro por las calles de París para ser ejecutada, todo el mundo guardó un silencio absoluto al ver pasar a la reina.
Hasta el final y todavía hoy, la icónica María Antonieta sigue fascinando por su carácter ambiguo, controvertido y paradójico.
Artículo de Inès Huet