Las normas contemporáneas de la población de parto y nacimiento deben ser la base para evaluar la progresión del parto y determinar el progreso lento que puede beneficiarse de la intervención. El objetivo de este artículo es presentar directrices para un enfoque común, basado en la evidencia, para la determinación del inicio del trabajo de parto activo y el diagnóstico de la distocia del parto, basado en una síntesis de las directrices profesionales existentes y las publicaciones contemporáneas pertinentes. Se propone un enfoque de 3 puntos para diagnosticar el inicio del parto activo y clasificar las aberraciones del parto relacionadas con la distocia en categorías bien definidas y mutuamente excluyentes que puedan ser utilizadas clínicamente y validadas por los investigadores. El enfoque comprende la identificación de 1) un punto objetivo que define estrictamente el inicio del trabajo de parto activo (determinación del punto de trabajo de parto activo); 2) un punto objetivo que identifica el momento en que el progreso del trabajo de parto se vuelve atípico, más allá del cual las intervenciones destinadas a corregir la distocia del trabajo de parto pueden estar justificadas (diagnóstico del punto de protracción); y 3) un punto objetivo que identifica el momento en que las intervenciones destinadas a corregir la distocia del trabajo de parto, si se utilizan, pueden determinarse por primera vez como infructuosas, más allá del cual el parto vaginal o la cesárea asistidos pueden estar justificados (diagnóstico del punto más temprano de detención). La adopción generalizada de un enfoque común para diagnosticar la distocia del parto facilitará una evaluación coherente del progreso del parto, mejorará la comunicación entre los médicos y las parturientas, indicará cuándo puede ser apropiada una intervención destinada a acelerar el progreso del parto o a facilitarlo, y permitirá trasladar de forma más eficiente a la práctica clínica estrategias de manejo seguras y eficaces. La aplicación correcta del diagnóstico de distocia del parto puede conducir a una disminución de la tasa de partos por cesárea, a la reducción de los costes sanitarios y a la mejora de la salud de las mujeres en edad fértil y de los neonatos.