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Ene 4, 2022
admin

Cubierta de Behavioral Neuroscience (pequeña) Los estudios de lesiones con animales adultos dan a los investigadores una capacidad única para investigar el papel funcional de áreas cerebrales específicas después del desarrollo normal. Sin embargo, estos estudios no abordan el papel que desempeñan estas estructuras en el propio desarrollo.

Por ejemplo, el daño en la amígdala da lugar a una sensibilidad notablemente reducida a las señales de novedad y amenaza en animales adultos, pero se desconoce si el desarrollo compensatorio o la reorganización cerebral mitigan estos efectos o su gravedad si el daño se produce a una edad temprana. Para abordar esta cuestión, el daño debe producirse en una etapa temprana de la vida, y el comportamiento debe ser rastreado a lo largo del tiempo.

Este enfoque se adoptó en un ambicioso proyecto iniciado en 2001, que narra los efectos del daño neonatal de la amígdala o el hipocampo en el desarrollo del comportamiento social. La última entrega de este estudio longitudinal se publica en Behavioral Neuroscience.

Moadab, Bliss-Moreau y Amaral (2015, Behavioral Neuroscience) (PDF, 136KB) registraron el comportamiento social de monos macacos rhesus adultos (de 8 años de edad) que recibieron lesiones bilaterales en la amígdala o el hipocampo o una operación de control simulada a las dos semanas de edad aproximadamente. Este estudio es único porque, a diferencia de la mayoría de los experimentos en los que se pone a prueba a los animales en un entorno novedoso o con un compañero social nuevo, Moadab y sus colegas observaron a los monos en sus jaulas domésticas interactuando con el animal con el que vivían. En otras palabras, el comportamiento social se observó en un contexto familiar y cotidiano.

En general, los investigadores caracterizaron los déficits sociales observados como sutiles. Los animales con lesiones en la amígdala eran menos sociales que los animales de control, y pasaban más tiempo activos pero fuera del alcance de su pareja. Aunque los animales con lesiones en la amígdala no se diferenciaban de los de control en el tiempo total dedicado a la socialización, pasaban mucho menos tiempo acicalándose. Basándose en otros trabajos sobre el efecto de los daños en la amígdala, los autores especulan que las interacciones sociales no eran gratificantes para los animales con lesiones en la amígdala, por lo que estaban menos motivados para participar en ellas. Los animales con lesiones en la amígdala también mostraban más estereotipias (movimientos repetitivos o rituales) y comportamientos relacionados con el estrés cuando estaban solos.

La comparación de los resultados con el trabajo anterior con esta cohorte revela que las deficiencias sociales tras el daño temprano en la amígdala eran menos pronunciadas a medida que los animales maduraban. Por el contrario, los animales con daños tempranos en el hipocampo eran más sociales que los controles, pasando más tiempo en interacciones sociales cercanas que eran más propensos a iniciar. En comparación con los estudios anteriores con esta cohorte, esta hipersociabilidad se volvía más pronunciada a medida que los animales maduraban.

Dada la novedad de este resultado y el hecho de que se sabe que los daños en el hipocampo causan cambios generalizados en el cerebro, determinar la causa de la hipersociabilidad en estos animales es un tema importante para futuras investigaciones.

Algunos de estos resultados difieren de los hallazgos anteriores, probablemente debido a las diferencias en la forma en que los animales fueron criados y socializados en los distintos estudios. En el ejemplo más extremo, quizás, en estudios anteriores que mostraban aumentos en los déficits conductuales con la edad tras las lesiones de la amígdala, los animales se separaron de sus madres el día del nacimiento, mientras que en el estudio actual, en el que las deficiencias sociales asociadas al daño de la amígdala se hicieron más sutiles con el tiempo, los animales se criaron con sus madres hasta los 6 meses de edad.

Esto ilustra la complejidad de estudiar el desarrollo del comportamiento social, ya que el comportamiento social está influenciado por factores ambientales que van desde la historia de la crianza y la socialización hasta el contexto en el que se observa el comportamiento.

Citación:
Moadab, G., Bliss-Moreau, E., & Amaral, D. G. (2015). Comportamiento social adulto con compañeros familiares después de un daño neonatal en la amígdala o el hipocampo. Behavioral Neuroscience, 129(3), 339-350. http://dx.doi.org/10.1037/bne0000062

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Nota: Este artículo está en el área temática de Psicología Experimental. Ver más artículos en el área temática de Psicología Básica/Experimental.

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