Cuando pierdes a un amigo
Los amigos. Son las personas que pueden hacer que los buenos momentos sean mejores y que los momentos difíciles sean más fáciles de vivir. Los amigos no son sólo la guinda del pastel de la vida: son el pastel. Hacen que la vida sea más divertida, más satisfactoria y, bueno, mejor en general. Los amigos pueden ser personas que conocemos en la escuela, en el trabajo o cuando salimos a vivir la vida. Los amigos también pueden ser miembros de la familia. Si consideramos nuestras vidas como historias personales, nuestros amigos son las personas que comparten nuestras historias. Son los que vemos cuando miramos hacia atrás en nuestro álbum de recortes de la vida. Y cuando son realmente buenos amigos, son las personas en las que más confiamos.
Las buenas amistades requieren un cierto grado de inversión. Los buenos amigos se tienen en cuenta mutuamente a la hora de tomar decisiones que repercuten en el otro, y hay un toma y daca entre los amigos.
La buena noticia es que los amigos no tienen que ser -ni serán nunca- perfectos. Así es la vida, y aquí hay una buena noticia. Esto significa que nosotros tampoco tenemos que ser perfectos. ¿No es un alivio? A veces estamos en nuestro mejor momento, y otras veces en el peor. Sin embargo, en una buena amistad en la que hay reciprocidad, sabemos estas cosas. Podemos ser realmente buenos el uno con el otro cuando las cosas están mal, reírnos juntos más a menudo que no, y ser honestos el uno con el otro cuando necesitamos perspectiva. Los amigos pueden ser grandes apoyos y comprobadores de la realidad de esa manera.
La conclusión es que nuestros amigos son las personas a las que dejamos entrar. Son las personas que pueden meterse en nuestra piel, para bien o para mal, y son aquellas en las que decidimos invertir. Por eso, aportan cierta estabilidad y normalidad a nuestras vidas.
¿Qué ocurre cuando perdemos a un buen amigo? ¿Cuando un amigo se muda, o cuando un amigo muere? Estas pérdidas ocurren todos los días. Y cuando ocurren, pueden parecer -y generalmente lo son- un cambio de vida. Por desgracia, esta forma de pérdida no siempre se reconoce ni se entiende. A menudo se considera una pérdida ambigua. Si te encuentras en una situación en la que estás perdiendo a un buen amigo, considera lo siguiente:
- Sé bueno contigo mismo. Reconozca que está recibiendo un golpe. Cuanto más invertimos en las personas, mayor es el dolor cuando las perdemos de la vida tal como la conocemos. Considera las circunstancias y permítete un duelo acorde.
- Reconozca sus propias necesidades cuando la pérdida es consecuencia de la muerte de un amigo. Si pierdes a un amigo por la muerte, reconoce que estás llorando la pérdida de una persona cercana y querida para ti, y date el espacio y el tiempo para hacerlo. Conéctate con otras personas que compartan tu pérdida, si esto te ayuda, y tómate tiempo para ti mismo para hacer aquellas cosas que te reconfortan. Dese tiempo, y comprenda que al honrar su pérdida, también honra a su amigo.
- Considere sus necesidades cuando la pérdida es resultado de la mudanza de un amigo o de otra circunstancia. Si pierdes a un amigo en tu mundo cotidiano a causa de un traslado geográfico u otras circunstancias ajenas a tu voluntad, reconoce que esto también es una pérdida. Si tu vida es muy ajetreada y pierdes a un apoyo importante en tu vida, o a una persona que comparte el día a día contigo, la pérdida no sólo es significativa, sino que es poderosa en un sentido práctico. Esta forma de pérdida requiere un ajuste y lleva tiempo.
En estos casos, es posible que desee ampliar su mundo y participar en actividades que traigan nuevas personas y nueva energía a su espacio. Reconozca los sentimientos que arrastra por la pérdida, aunque sean incómodos o no parezcan apropiados. Por ejemplo, si te pilla por sorpresa, puedes tener muchos sentimientos encontrados. Al mismo tiempo que te sientes triste, puede que también te sientas enfadado. O quizás te sientas feliz por tu amigo, pero te sientas mal por ti mismo. Todas estas reacciones son normales. Darte tiempo para adaptarte, mientras intentas mantener una perspectiva clara y equilibrada de las circunstancias, de tu amigo y de tu propio potencial, te ayudará en última instancia a realizar las transiciones que estas pérdidas conllevan.
Los amigos no sólo dan sabor a la vida, sino que son el «nosotros» que hace que las cosas buenas sucedan. Por lo tanto, perder a un amigo puede doler. Es importante saber que todos hacemos el duelo de forma diferente. Nuestras historias, personalidades y el grado de inversión en la amistad, junto con los estresores y recursos actuales en nuestras vidas, influyen en nuestra respuesta a la pérdida.
Así que si ha perdido a un amigo y siente la pérdida, practique la autocompasión. Cultiva la paciencia. Honra el papel de la amistad en tu vida. Y sepa que, a fin de cuentas, su vida es más rica -su historia es más rica- gracias a sus amistades, y a que tiene la capacidad de ser un amigo.