Las columnas de astrología y horóscopos son una característica familiar de los periódicos sensacionalistas, las revistas femeninas y la web. Afirman, de forma controvertida para algunos, que existe una relación significativa entre los acontecimientos celestes y terrestres, especialmente los asuntos humanos.

La astrología, tal y como la conocemos ahora, que relaciona los planetas con los 12 signos del zodiaco para gestionar la vida en la Tierra, se ideó en Oriente Medio y la Grecia clásica entre los siglos V y I antes de Cristo. Se transmitió en gran medida al siglo XXI a través del mundo islámico.

Hoy en día, la astrología despierta el vilipendio desde dos ángulos. Por un lado están los cristianos evangélicos que la consideran seriamente engañosa en el mejor de los casos, y satánica en el peor. Por otro lado, los escépticos denuncian que la idea de que nuestro destino puede estar en las estrellas es fraudulenta e incluso perjudicial.

Si estas afirmaciones son ciertas, es importante averiguar cuántas personas creen en la astrología y por qué. Ha llegado el momento de realizar una investigación seria.

Sentidos y creencias

Cuántas personas creen en la astrología y por qué siguen haciéndolo -incluso cuando sus propias experiencias demuestran lo contrario- es una curiosidad para muchos. Pero para responder a estas preguntas, necesitamos desarrollar primero categorías más fluidas de creencia y descreimiento. No podemos decir simplemente que los seguidores de la astrología creen totalmente en ella, o que otros descreen completamente. Es una cuestión compleja, incluso para los astrólogos e investigadores profesionales.

Los datos indican que más del 90% de los adultos conocen sus signos solares (zodiacales). Algunas encuestas también indican que más de la mitad están de acuerdo en que las descripciones del carácter de los signos encajan bien: Los arianos son enérgicos, los taurinos tercos y los escorpianos reservados, por ejemplo.

Para averiguar qué piensan los «creyentes» más implicados -es decir, los que se dedican a la astrología o se dedican profesionalmente a ella-, distribuí cuestionarios en grupos públicos y conferencias de astrología desde 1998 hasta 2012. El propósito de esta investigación, recientemente publicada, era específicamente establecer cuántas personas creen en la astrología, y por qué. La mayoría de las cifras publicadas sobre la creencia en la astrología se derivan de las encuestas de Gallup realizadas en Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos entre 1975 y 1996 – a las que alrededor del 25% de los adultos encuestados respondieron «sí» a preguntas como «¿cree en los horóscopos?».

Podríamos esperar que todos los practicantes y estudiantes de astrología dijeran que creen. Sin embargo, cuando planteé la pregunta a los delegados de una conferencia de la Asociación Astrológica Británica, sólo el 27% dijo «sí», más o menos lo mismo que la población general. Cuando pregunté a los astrólogos que no «creían» por sus razones, respondieron que la astrología no es más cuestión de creencia que la televisión o la música: es real, por lo que no tiene nada que ver con la creencia. O dicho de otro modo, la gente sólo cree en cosas que no existen. Por eso, las encuestas públicas sobre creencias pueden arrojar resultados engañosos.

Consejo valioso

Durante mi investigación, seguí un método establecido que consistía en formular una serie de preguntas sobre actitudes y actividades, evitando mencionar por completo las creencias. La imagen que surgió es mucho más compleja de lo que sugiere la simple distinción binaria entre creencia e incredulidad.

En uno de mis grupos -de estudiantes mayoritariamente masculinos de entre 18 y 21 años- descubrí que el 70% leía una vez al mes una columna del horóscopo y el 51% valoraba sus consejos. Otras preguntas produjeron una enorme variación: el 98% conocía su signo solar, el 45% pensaba que describía su personalidad, el 25% decía que podía hacer pronósticos precisos y el 20% pensaba que los astros influían en la vida en la Tierra. Las cifras más altas se acercan a investigaciones anteriores que mostraban que el 73% de los adultos británicos creen en la astrología, mientras que las cifras más bajas son similares a las encontradas por las encuestas de Gallup.

Hice otras preguntas sobre el comportamiento de los estudiantes, además de sus actitudes. Casi la mitad (45%) confesó haber averiguado los signos solares de sus parejas potenciales o reales para poder gestionar mejor sus relaciones, y el 31% había leído sus predicciones para el año que se avecinaba.

Lo que quedó claro en todas mis encuestas es que cuando hacemos preguntas sobre la experiencia personal, el significado y el comportamiento -como valorar el consejo de un astrólogo o averiguar los signos de las parejas- las respuestas positivas son aproximadamente el doble, si no más, que cuando preguntamos por afirmaciones de hechos objetivos (como «¿hace la astrología predicciones precisas?»).

Mis muestras eran pequeñas, y cada una representaba una instantánea de un grupo concreto, lo que dificulta la generalización. Pero todos sugieren que cuando hacemos una variedad de preguntas llegamos a diferentes respuestas. ¿Cuántas personas creen en la astrología? Puede ser el 22%. Puede ser el 73%. La diferencia entre ambas cifras es lo que yo llamo la «brecha de la creencia», la zona de duda e incertidumbre entre el compromiso profundo y el superficial.

Entonces, ¿por qué la gente cree en la astrología? El problema que tenemos es el de establecer una investigación fiable. Si no podemos llegar a la primera base y averiguar cuánta gente cree en ella, los intentos de establecer por qué la gente la encuentra significativa -una palabra mejor que creencia- se atascan.