Controlar nuestros pensamientos es más difícil de lo que parece
Ya sea que estemos tratando de no pensar en una rosquilla o en una conversación difícil, las cosas en las que no queremos pensar son a menudo las que siguen flotando hacia arriba. Suprimir un pensamiento no es tarea fácil y las investigaciones demuestran que, incluso cuando creemos que lo hemos hecho con éxito, los rastros de ese pensamiento pueden permanecer fuera de la conciencia.
Para el experimento principal, los investigadores del Laboratorio de Mentes Futuras de la UNSW pusieron a prueba a 10 participantes que completaron más de 100 ensayos cada uno.
En cada prueba, los participantes vieron una de las seis señales escritas – «manzana roja», «chile rojo», «tomate rojo», «brócoli verde», «pepino verde» o «lima verde»- y trataron de imaginar o evitar imaginar ese elemento durante un periodo de 7 segundos. Si intentaban evitar pensar en un elemento y éste aparecía de todos modos en su cabeza, pulsaban una tecla para informar de la intrusión.
Cuando transcurrían los 7 segundos, los participantes veían una imagen rojo-verde (en realidad dos imágenes separadas, una mostrada a cada ojo) e indicaban qué color parecía ser el dominante.
Los resultados mostraron que los participantes elegían el color asociado a las palabras clave originales en porcentajes superiores al azar. En otras palabras, cuando los participantes intentaban no pensar en una manzana, un chile o un tomate rojos, era más probable que informaran de que el rojo era el color dominante cuando más tarde veían la imagen roja-verde.
Y esto ocurría incluso en los participantes que no habían pulsado el botón, lo que indicaba que habían tenido éxito -o pensaban que lo habían tenido- en la supresión del pensamiento.
«Aunque no hubieran pensado en los objetos, podíamos medir el rastro sensorial de un pensamiento», explicó el director del laboratorio, Joel Pearson, en una noticia de la UNSW.
En otro experimento, se dijo a los participantes que utilizaran una estrategia de distracción para evitar pensar en el objeto -por ejemplo, pensar en una nube blanca- y el sesgo hacia el color suprimido desapareció.
«Esto demuestra que la sustitución del pensamiento es una estrategia mejor que el control directo del pensamiento, mientras que otros datos muestran que la atención plena podría ayudar al control general del pensamiento a nivel del cerebro sensorial», dijo Pearson.
La investigación también podría informar sobre cómo pensamos en las estrategias para hacer frente a los procesos cognitivos asociados a la adicción.
Los hallazgos sugieren que «usar la fuerza bruta para no pensar en algo -ese cigarrillo o esa bebida- simplemente no funcionará porque el pensamiento está realmente ahí en nuestros cerebros», añadió Pearson. «Este descubrimiento cambia la forma en que pensamos sobre los pensamientos de deseo y sugiere que los pensamientos inconscientes pueden surgir y conducir nuestras decisiones y comportamiento».
Pearson y sus compañeros de investigación están examinando ahora las representaciones neuronales de estos pensamientos suprimidos inconscientes utilizando la resonancia magnética funcional.