Cisma de Occidente
El Cisma de Occidente, también llamado Gran Cisma o Gran Cisma de Occidente, en la historia de la Iglesia Católica Romana, el período comprendido entre 1378 y 1417, en el que hubo dos, y más tarde tres, papas rivales, cada uno con sus propios seguidores, su propio Sagrado Colegio Cardenalicio y sus propias oficinas administrativas.
Poco después del regreso de la residencia papal a Roma tras casi 70 años de papado en Aviñón, el arzobispo de Bari fue elegido papa como Urbano VI en medio de las demandas del populacho romano de «un romano o al menos un italiano.» Urbano VI se mostró tan hostil a los cardenales, que habían asumido grandes poderes durante los años de Aviñón, que un grupo de cardenales se retiró a Anagni y eligió a uno de ellos, Roberto de Ginebra, como Clemente VII, alegando que la elección de Urbano VI había sido inválida por haberse hecho bajo el miedo. Clemente VII se instaló entonces en Aviñón. Aunque los historiadores de la iglesia católica romana están generalmente de acuerdo en que Urbano VI y sus sucesores fueron los papas legítimos, nunca ha habido un pronunciamiento oficial al respecto.
La doble elección tuvo efectos desastrosos para la iglesia. Los seguidores de los dos papas estaban divididos principalmente por líneas nacionales, y así el doble papado fomentó los antagonismos políticos de la época. El espectáculo de los papas rivales denunciándose mutuamente produjo una gran confusión y resultó en una tremenda pérdida de prestigio para el papado.
Se hicieron varias propuestas para poner fin al cisma, especialmente por parte de la Universidad de París, que sugirió la renuncia mutua o una decisión por parte de un tribunal independiente o un concilio general. Esta última propuesta estaba en línea con el creciente movimiento conciliar, según el cual un concilio general tiene mayor autoridad que un papa. Ambas líneas de papas se negaron a someterse. Finalmente, los cardenales de ambas obediencias, buscando poner fin al cisma, organizaron el Concilio de Pisa, que se reunió en 1409 y eligió a un tercer papa, Alejandro V, que fue sucedido poco después por Baldassare Cossa, que tomó el nombre de Juan XXIII. Bajo la presión del emperador Segismundo, Juan convocó, en 1414, el Concilio de Constanza, que lo depuso, recibió la renuncia del papa romano, Gregorio XII, y desestimó las pretensiones del papa de Aviñón, Benedicto XIII. Esa serie de acontecimientos abrió el camino a la elección de Martín V en noviembre de 1417, con lo que se puso fin al cisma.