Cómo ver el futuro
Si la historia nos ha enseñado algo, es que la gente que intenta predecir el futuro suele equivocarse estrepitosamente. Como cuando la revista Variety declaró en 1955 que el rock ‘n roll «desaparecería en junio», o cuando el director general de Microsoft dijo en 2007 que no había «ninguna posibilidad» de que el iPhone se pusiera de moda.
Y, sin embargo, alguien tiene que hacerlo: para el mundo académico, para la curiosidad, pero sobre todo para las empresas que buscan la próxima gran cosa para vender o invertir. Entre el futurista: probablemente nunca supo que el trabajo existía, pero es la ocupación totalmente real de más de 400 personas (al menos según la Asociación de Futuristas Profesionales). Destacan que no «predicen» lo que ocurrirá en el futuro, porque eso es imposible. Los futuristas utilizan la ciencia y los datos para averiguar cómo será el mundo dentro de 20, 50 o 100 años. Los emplean grandes empresas como Ford y Google, así como gobiernos y organizaciones sin ánimo de lucro.
Hablamos con el futurista Glen Hiemstra, fundador de futurist.com, sobre en qué se fija para detectar tendencias. Si quieres hacer un poco de futurología amateur, aquí tienes las tres pruebas básicas que debes tener en cuenta.
¿Es el futuro potencial tecnológicamente factible?
Si suena como si perteneciera a una película de ciencia ficción, esta es la pregunta que debes hacer. Tomemos, por ejemplo, el teletransporte. Los físicos han determinado que el teletransporte al estilo de Star Trek es imposible. No sólo «no podemos hacerlo ahora», sino «nunca será algo factible, al menos en este universo». Eso hace que el teletransporte sea una predicción realmente arriesgada y francamente ridícula.
Para las tecnologías más razonables, todavía vale la pena preguntarse si tendrán que escalar drásticamente a partir de pequeñas demostraciones para su uso con la población en general. Por esta razón, es justo dudar de que veamos colonias espaciales a gran escala o el Hyperloop a corto plazo.
¿Es económicamente viable?
En la década de 1990 Hiemstra estaba en el consejo de una empresa de Realidad Virtual. Más tarde se dio cuenta de que sus unidades, con un precio de miles de dólares, eran probablemente demasiado caras para convertirse en un elemento básico del hogar estadounidense. Hoy en día existen varios dispositivos de RV en el mercado -sustancialmente más baratos que aquellos en los que él trabajó-, pero la tecnología aún no es lo suficientemente barata como para convertirse en una forma estándar de consumir medios de comunicación.
Por eso su segunda prueba tiene que ver con la economía: incluso las grandes tecnologías tienen que ser asequibles para ponerse de moda. La energía solar es otro caso interesante. En décadas anteriores no se consideraba una opción energética alternativa viable, sobre todo porque las unidades eran muy caras de instalar y tardaban años en amortizarse. Pero los combustibles fósiles son cada vez más caros y los paneles solares son cada vez más baratos, por lo que algunos futuristas piensan que está preparada para convertirse en la fuente de energía dominante en Estados Unidos.
¿Es social y políticamente aceptable?
Por último, Hiemstra considera otras barreras para la adopción de una tecnología, como si la gente realmente querrá usarla y si los organismos reguladores la permitirán. En su opinión, éste suele ser el criterio más importante.
Un ejemplo destacado son los vehículos de conducción autónoma. En otras partes del mundo -como en Europa- ya se han desplegado camiones de carga autónomos que se conducen solos, demostrando su viabilidad tecnológica y económica. Pero para que se adopten en Estados Unidos, los reguladores tendrán que considerarlos seguros, y las empresas tendrán que decidir si merece la pena la guerra con los sindicatos de camioneros que seguramente provocarán.
Luego están los turismos. ¿Estará la gente dispuesta a ceder el control a un ordenador? ¿Estarán de acuerdo los usuarios de coches estándar con que haya coches robot en sus carreteras? Preguntas como éstas podrían tardar décadas en resolverse, a menos que alguien como Elon Musk llegue y acelere el proceso. Eso es lo que hace que las predicciones sean imposibles, pero siempre tan atractivas.
Para saber más sobre los futuristas y lo que podría estar de moda en 2025, descargue el último episodio del podcast How Your World Works, disponible ya en iTunes.