Cómo disfrutar del miedo al futuro

Jul 31, 2021
admin

Muchos de mis amigos y colegas están pasando por un momento difícil en sus vidas. Su malestar no tiene que ver con el pago de facturas aunque el dinero sea escaso. Afortunadamente, pueden ocuparse de lo esencial. Lo que les asusta es la pérdida de rumbo. Cuando la vida iba bien, todo parecía estar en orden. Ahora que les han quitado la alfombra de la seguridad, se sienten tambaleantes y no consiguen orientarse.

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¿Están atravesando una crisis? Están experimentando una crisis sólo si deciden llamarla crisis.

La verdad es que están experimentando una transformación vital. El cerebro registra las primeras etapas de la transformación igual que una crisis, dejando a la gente en pánico. Luchan por superar la rabia por las expectativas que no realizaron, su decepción por lo que ha terminado y su miedo a un futuro desconocido.

Lo llaman crisis porque no pueden responder a las preguntas básicas:

  1. ¿Quién soy?
  2. ¿Qué propósito debo cumplir?
  3. ¿Qué se necesita para sentirse satisfecho?

Si se mezclan estas preguntas con una economía inestable, parece que la crisis está a la vuelta de la esquina.

En mi investigación con mujeres de alto rendimiento, descubrí que este «trastorno de identidad» puede surgir en cualquier momento. Incluso si la vida es estable, la confusión no se siente bien. La necesidad de saber de qué va tu vida y de conocer el rumbo de la misma te hace sentir insegura sobre el futuro y descontenta con el presente. Justo cuando la vida debería ofrecerte respuestas claras, te sientes perdida.

Desgraciadamente, muchas de las mujeres de mi investigación me contaron cuando experimentaron su inquietud como asfixia o ansiedad. En lugar de tomarse el tiempo necesario para conocerse mejor a sí mismas, iban de trabajo en trabajo y, a veces, de relación en relación en busca de lo que se sintiera «bien». Se ahogaban en un mar de listas de tareas en lugar de aprender a articular sus deseos. Cuanto más vagaban, más probable era que perdieran el sentido de su propósito y, si alguna vez lo tuvieron, perdieron el sentido de sí mismos.

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Está bien cuestionar el propósito de tu vida. Está bien decir: «No sé quién soy». No estás en crisis. No tienes que moverte físicamente para experimentar tu próxima etapa de la vida. De hecho, es mejor quedarse quieto y reflexionar. Aprovecha la pausa.

La mayoría de nosotros buscamos con demasiado ahínco una razón única, profunda y tangible para nuestra existencia. En su lugar, busque descubrir todo lo que le hace sentirse vivo y conectado en este momento.

En primer lugar, sepa que hay una diferencia entre tener un «propósito de vida», que es un destino específico y tangible, y tener un «sentido de propósito», que es un sentimiento que le proporciona dirección cualquier día.

Elegir encontrar un sentido de dirección en lugar de un destino puede facilitar su vida. Puedes dejar de sentirte decepcionado con tu vida o temer por tu futuro.

Cuando sueltas la necesidad de saber cómo va a resultar tu vida, vives por un sentimiento en lugar de por una meta. Aprecias lo que despierta tu amor, tu gratitud, tu risa, tu orgullo y tu asombro, en lugar de perder estos momentos en tus listas de tareas pendientes.

Primero, determina qué sientes al tener un sentido de propósito. Saborea la comida deliciosa. Aprende cosas nuevas sólo por aprender. Encuentra la paz en la meditación o el servicio. Pasa tiempo con las personas que amas. Lo que despierta tu risa, tu amor, tu pasión y tu orgullo se convierte en la luz que te guía y te mantiene centrado a medida que surge tu nueva vida.

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Cuando vives apasionadamente con un fuerte sentido de propósito, puedes recordar lo que es más importante para ti sin importar las dificultades a las que te enfrentes.

En segundo lugar, un colega mío me hizo una pregunta cuando estaba luchando con mis propios cambios de vida. Me dijo: «¿Qué harías diferente si supieras que la solución aparecería con facilidad y gracia?»

¿Facilidad y gracia? ¿Cómo podría encontrar una solución sentándome y dejando que las cosas sucedan? Eso se sentía como rendirse.

Lo intenté de todos modos, respirando y despejando mi mente mientras me permitía sentir «facilidad y gracia». No se trataba de rendirse. Me entregué a la sensación de paz que conlleva la aceptación del no saber. Dejé de luchar por controlar una situación que estaba fuera de mi alcance.

En el momento de la liberación, supe que mi vida se estaba desarrollando exactamente como debía. No había nada más que hacer.

Por último, cuando sientas que tu vida está en crisis, habla con tus amigos sobre tu experiencia sin avergonzarte. No hay necesidad de «aguantar por tu cuenta». Busca un amigo que tienda al optimismo pero que no menosprecie tu inquietud. Un buen entrenador también puede ayudar.

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En lugar de ver este momento como una crisis, considera verlo como un surgimiento. Estás mudando la piel del pasado. Una parte de ti está muriendo. Y una parte de ti está emergiendo. El dolor es el mismo, pero el resultado es diferente. ¿Puedes cambiar a la curiosidad en lugar de al miedo?

Adaptado de Wander Woman: How High-Achieving Women Find Contentment and Direction.

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