Mientras los nuevos propietarios de Big Boy se proponen regresar, el cambio se produce en pequeños movimientos -eliminar el glutamato de la sal sazonada, por ejemplo- y en otros grandes, como el pago de 34 millones de dólares de deuda.

El director general de la cadena de restaurantes con sede en Warren lideró un grupo de inversores locales que compró Big Boy Restaurants International LLC el pasado otoño. Ahora se llama Big Boy Restaurant Group LLC, y la empresa planea una serie de mejoras centradas en una expansión más rentable, una revisión de la comida y un marketing más eficaz.

Aún así, la reaparición será una tarea difícil para este icono de 83 años que se ha reducido a una pequeña parte de su antiguo ser.

Un desafío principal podría ser asegurar a los clientes, especialmente a los habitantes de Michigan, que Big Boy no ha desaparecido, a pesar de los cierres de restaurantes, dijo el CEO y copropietario David Crawford. La cadena ha bajado de unos 149 locales en 2009 (23 propios) a 75 en la actualidad, 14 de los cuales son propios.

Crawford tiene un objetivo: quiere que Big Boy vuelva a tener 100 restaurantes en dos años. Su «objetivo de alcance» es 200 en cinco o siete años.

La cadena tiene previsto abrir cinco locales en Michigan este año: Un nuevo modelo fast-casual en Southfield previsto para la semana del 19 de agosto, un restaurante en Garden City que abrió en marzo, un puesto de concesión en Fraser y dos más en Muskegon y Okemos.

La mayoría de los locales existentes están en Michigan, aunque la cadena tiene algunos en Ohio, California y Dakota del Norte, según un mapa de ubicaciones en su página web.

Big Boy Restaurant Group posee ahora la marca, el nombre y los activos de Big Boy, así como Bob’s Big Boy en California y Big Boy Food Group en Warren, que fabrica sopas, aderezos para ensaladas, productos horneados y mayonesa. Eso es aparte de alrededor de 120 tiendas de propiedad por separado en Ohio, Indiana y Kentucky.

Otros 274 operan en Japón de forma independiente. Big Boy también ha firmado un acuerdo con Destination Eats, con sede en Singapur, para construir un mínimo de 70 restaurantes, aunque su objetivo es llegar a los 1.000.