Aragón
Historia
La moderna comunidad autónoma de Aragón es aproximadamente coextensiva con el histórico reino de Aragón. Este principado tuvo su origen en 1035, cuando Sancho III (el Grande) de Navarra dejó a su tercer hijo, Ramiro I, el pequeño condado pirenaico de Aragón y lo estableció como reino independiente. A este dominio montañoso Ramiro añadió los condados de Sobrarbe y Ribagorza al este. En 1104 los reyes de Aragón habían duplicado su tamaño mediante conquistas hacia el sur, hacia el río Ebro. Zaragoza, una importante ciudad controlada por los almorávides, cayó en manos de Alfonso I de Aragón (1104-34) en 1118, y pronto se convirtió en la capital del reino de Aragón. La reconquista del actual Aragón a los musulmanes se había completado a finales del siglo XII. En 1179 Aragón llegó a un acuerdo con el vecino reino cristiano de Castilla por el que las partes de España que permanecían en manos musulmanas se dividían en dos zonas, una para cada reino que debía reconquistar.
En 1137 el gobernante de Cataluña, Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, se casó con la heredera del reino de Aragón. La unión de Aragón y Cataluña benefició principalmente a los catalanes, que dominaron el Estado hasta 1412. La unión permitió a los catalanes dedicarse al comercio y a la expansión marítima, sabiendo que la responsabilidad financiera y militar de defenderlos de Castilla recaería en gran medida en los habitantes del interior de Aragón.
Mientras tanto, los reyes aragoneses continuaron expandiendo sus dominios, reconquistando el rico reino de Valencia a los musulmanes en 1238. Una vez completada la ocupación de los territorios musulmanes que le habían sido asignados por el tratado de 1179, Aragón inició su expansión en el área mediterránea, lo que fue posible gracias al poder marítimo de los catalanes. En 1282, tras el incidente de las Vísperas de Sicilia, Pedro III de Aragón (1276-85) fue recibido por los sicilianos como su rey, y desde entonces Sicilia fue gobernada directamente por los reyes de Aragón o por sus parientes. Cerdeña se incorporó al imperio aragonés en 1320, y en 1442 Alfonso V de Aragón (1416-58) concluyó con éxito su larga lucha por conquistar el Reino de Nápoles. Navarra, que había sido gobernada por Aragón de 1076 a 1134, volvió a estar bajo su dominio en 1425.
En el siglo XV, los nobles de Aragón propiamente dicho se mostraron partidarios de la unión con Castilla para contrarrestar el poder de los mercaderes catalanes. Su oportunidad llegó en 1412 cuando, tras la extinción de la casa de Barcelona en 1410, consiguieron la elección de un príncipe castellano, Fernando de Antequera, para el trono vacante de Aragón frente a la fuerte oposición catalana. Uno de los sucesores de Fernando, Juan II de Aragón (1458-79), contrarrestó la resistencia residual catalana disponiendo que su heredero, Fernando, se casara con Isabel, la heredera de Enrique IV de Castilla. En 1479, a la muerte de Juan II, los reinos de Aragón y Castilla se unieron para formar el núcleo de la España moderna. Las tierras aragonesas, sin embargo, conservaron instituciones parlamentarias y administrativas autónomas hasta principios del siglo XVIII, cuando sus privilegios constitucionales fueron derogados por Felipe V. El antiguo reino de Aragón sobrevivió como unidad administrativa hasta 1833, cuando se dividió en las tres provincias existentes.
Vicente Rodríguez