Anatomía del lobo
Anatomía del lobo
Patas del lobo | Pelaje del lobo | En qué se diferencian los lobos de los perros
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Hocico – Un lobo tiene doscientos millones de células olfativas dentro de su nariz y puede oler 100 veces mejor que un ser humano. Un lobo tiene 42 dientes incluyendo cuatro caninos. Los lobos utilizan sus afilados dientes para herir, agarrar y matar a sus presas. Los lobos utilizan sus dientes traseros para aplastar los huesos y hacer la carne en trozos más pequeños y utilizan los pequeños dientes delanteros para mordisquear y tirar de la piel. Un lobo tiene una lengua muy áspera que se utiliza para limpiar la carne de los huesos.
Ojos y nariz – Los lobos mueven sus orejas de lado a lado para determinar de dónde viene un sonido. Los lobos tienen una excelente vista, un agudo sentido del olfato y un agudo oído. Los lobos pueden ver y oler a un ciervo desde una gran distancia.
Cuerpo – El cuerpo de un lobo es fuerte y poderoso, lo que le permite matar presas grandes como ciervos y alces.
Piel – El lobo tiene dos capas de piel. En la parte superior hay un pelaje más largo utilizado como pelo de guardia que mantiene al lobo seco. La otra es un pelaje corto que lo mantiene caliente.
Piernas y pies – Los dedos de los lobos se separan cuando pisan la nieve para no hundirse. Los lobos caminan y corren sobre los dedos de los pies. Esto hace que sus patas sean más largas y ágiles para poder correr con velocidad y atrapar presas rápidas. Los lobos tienen cuatro dedos en las patas traseras y cinco en las delanteras.
Colas – Los lobos utilizan sus colas para comunicarse. Por ejemplo, la posición de la cola y el estado de su pelo envían mensajes específicos. Los lobos también tienen una glándula de olor en la superficie posterior de la cola que utilizan para marcar el territorio.
Esqueleto – El esqueleto del lobo está bien adaptado a su estilo de vida. Sus huesos tienen que ser fuertes, para poder derribar presas grandes como caribúes, ciervos, alces o alces. Las estrechas clavículas, los huesos de las patas delanteras entrelazados y los huesos de las muñecas especialmente adaptados dan al lobo agilidad, fuerza y velocidad. Los huesos del radio y del cúbito están «bloqueados» en su posición. Esta imposibilidad de rotar las extremidades delanteras les da una gran estabilidad al correr.
Cráneo largo – Los lobos tienen cráneos largos, típicos de los carnívoros, que albergan músculos extensos y fuertes en las mejillas, necesarios para sujetar a las presas, matar y consumir.
Gran capacidad cerebral – La capacidad del cráneo permite un espacio adecuado para una corteza cerebral avanzada (cerebro) necesaria para coordinar la actividad social del grupo.
Patas de lobo
Las patas de los lobos son capaces de pisar fácilmente en una gran variedad de terrenos, especialmente en la nieve. Hay un ligero entramado entre cada dedo, lo que les permite moverse sobre la nieve con mayor facilidad. Los lobos son digitígrados (un animal que se mantiene de pie o camina sobre sus dígitos, o dedos de los pies) y con la relativa largueza de sus pies, les ayuda a distribuir su peso uniformemente en superficies nevadas. Las patas delanteras son más grandes que las traseras y tienen un quinto dígito, la garra de rocío, que no existe en las patas traseras. La garra de rocío es un dígito vestigial de la pata que crece más arriba en la pata para que, cuando el animal está de pie, no haga contacto con el suelo.
Los pelos erizados y las garras romas ayudan a los lobos a agarrarse a las superficies resbaladizas, y unos vasos sanguíneos especiales evitan que las almohadillas de sus patas se congelen. Las glándulas odoríferas situadas entre los dedos de los pies de los lobos dejan rastros químicos, lo que ayuda al lobo a desplazarse eficazmente por grandes áreas y a mantener a otros informados de su paradero. A diferencia de los perros y los coyotes, los lobos carecen de glándulas sudoríparas en las almohadillas de sus patas.
Piel de lobo
Los lobos tienen un pelaje voluminoso formado por dos capas. Su primera capa está formada por pelos resistentes que repelen el agua y la suciedad. Su segunda capa es un subpelo denso e impermeable que aísla al lobo y lo mantiene caliente. Su subpelo se desprende en forma de grandes mechones a finales de la primavera o principios del verano (con variaciones anuales).
Un lobo suele frotarse contra objetos como rocas y ramas para favorecer la caída del pelo suelto. Su subpelo suele ser gris, independientemente del aspecto del pelaje exterior. Los lobos tienen pelajes distintos de invierno y de verano (el pelo o la piel que cubre al animal) que se alternan en primavera y otoño. Las hembras de lobo tienden a mantener su pelaje de invierno más allá de la primavera que los machos. Los lobos norteamericanos suelen tener un pelaje más largo y sedoso que sus parientes euroasiáticos.
El color del pelaje de los lobos varía mucho, desde el gris hasta el gris-marrón, pasando por el blanco, el rojo, el marrón y el negro. Estos colores tienden a mezclarse en muchas poblaciones para formar individuos predominantemente mixtos, aunque no es infrecuente que un individuo o una población entera de lobos sea enteramente de un color (normalmente todo negro o todo blanco). Un pelaje multicolor carece de un patrón claro y tiende a ser más claro en las partes inferiores del lobo. El color del pelaje de un lobo a veces se corresponde con el entorno de una población de lobos, por ejemplo, los lobos totalmente blancos son mucho más comunes en zonas con cobertura de nieve. Los lobos que envejecen adquieren un tinte grisáceo en su pelaje. El lobo gris y el lobo rojo tienden a tener manchas intercaladas de coloración amarillenta que aparecen a través de su color base.
Al nacer, los cachorros de lobo tienden a tener un pelaje más oscuro y sus ojos tienen iris azules que cambiarán a un color amarillo-dorado o naranja cuando los cachorros tengan entre 8 y 16 semanas de edad. Aunque es extremadamente inusual, es posible que un lobo adulto conserve su iris azul.
En qué se diferencian los lobos de los perros
El hocico largo y poderoso de los lobos ayuda a distinguirlos de otros cánidos, especialmente de los coyotes y los chacales dorados, que tienen hocicos más estrechos y puntiagudos. Los lobos se diferencian de los perros domésticos porque tienen una capacidad cerebral comparativamente mayor. El mayor tamaño de las patas, los ojos amarillos, las patas más largas y los dientes más grandes distinguen aún más a los lobos adultos de otros cánidos, especialmente de los perros. Además, las glándulas precautorias de la base de la cola están presentes en los lobos, pero no en los perros.