18 duras realidades que sólo aprendes sobre el instituto cuando ya ha terminado
Así que voy a soltar un pequeño secreto al universo cibernético: aunque a veces me gusta escribir sobre temas muy maduros y controvertidos, en realidad sólo he salido un año del instituto, por lo que el horror y el asombro del instituto no se han desprendido del todo de mí, del mismo modo que el polvo del barranco de las tinieblas que vivió mi abuelo en la Segunda Guerra Mundial nunca se ha asentado del todo, y en su vejez quizá nunca se desprenda del todo.
La escuela secundaria no fue la mejor época de mi vida, aunque ese término no se me da muy bien porque detesto la idea de que haya una época en la vida de alguien en la que todas las estrellas se alineen en perfecto tándem. Si así fuera, ya estaría en mi ataúd. Últimamente he estado pensando mucho en lo que me gustaría saber cuando empecé el instituto. Aquí hay dieciocho cosas que me diría a mí misma si la Lucy universitaria pudiera retroceder en el tiempo y consolar a la Lucy del instituto:
1. La educación pública estandarizada en Estados Unidos es un desastre, y como estudiante de secundaria eres, por desgracia, una víctima inocente en la locura. Cuando odies tener que hacer un examen estatal o acatar los insidiosos Estándares Básicos Comunes, recuerda que no siempre serás una nave en un barco que se hunde, y que un día podrás elegir los entornos en los que trabajas y vives.
2. Los grandes institutos públicos son un microcosmos del tipo de burocracia a la que podrías enfrentarte en la América corporativa.
3. La diversidad es una mentira. Sólo existe en la escuela si atrae a la mayoría blanca, heterosexual y heteropatriarcal que mariposea al alumnado en la mayoría de los institutos. Por supuesto, el mío era un poco diferente a la media de los colegios públicos de toda la vida, ya que estaba en una de las ciudades más progresistas de Estados Unidos. Esto está cambiando poco a poco, pero aún queda mucho camino por recorrer.
4. Cuando se obliga a los adolescentes a despertarse más temprano que los malditos basureros, se les hace convertirse en robots de repetición durante 8 horas al día, y luego se les envía a casa para inhalar un regimiento de información que sólo se replica en forma de un examen de elección múltiple sin sentido, trabajo que el 99% de las veces es sólo trabajo ocupado, surge un ambiente de odio, indignidad y competencia derrochadora.
5. El baile de graduación es una oportunidad para que las mujeres rememoren su juventud cuando están viejas y flácidas y una excusa para que la gente eche un polvo, se emborrache o alguna combinación de las tres cosas. Literalmente no tiene ninguna otra función.
6. Los institutos no tienen ni puta idea de cómo abordar el acalorado (¡juego de palabras!) tema del sexo a los estudiantes. Por eso muchos estudiantes siguen quedándose embarazados, contrayendo ETS o simplemente recibiendo información falsa sobre estos temas tan importantes.
7. Del mismo modo, tampoco tienen ni idea de cómo prevenir el acoso escolar, la drogadicción y las enfermedades mentales. Por eso te hacen ir a tantas asambleas en las que te explican de qué se trata.
8. Aunque la mayoría de las escuelas públicas de los Estados Unidos tienen planes de estudio de salud algo extensos, incongruentemente tienen la tendencia de alimentar a sus alumnos con completa y absoluta basura, sólo se preguntan por qué tantos estudiantes tienen diabetes y/o son mórbidamente obesos.
9. El 99% de las veces, a tus compañeros de clase les importa una mierda aprender de verdad, siempre y cuando puedan obtener una nota con letra -que degrada todo el sentido de la educación- lo suficientemente buena para una universidad del top 20.
10. El día de llevar la camiseta de la universidad fue diseñado con el único propósito de ser una oportunidad para que los que entraron en Harvard, Princeton, Yale o Stanford (o cualquiera de sus escuelas clónicas) se regodeen, así que si no vas a la universidad o no puedes permitirte una escuela tan cara, apesta para ti.
11. Las ‘House Parties’ son exactamente lo mismo cada vez, así que estar sobrio en una es como ver secar la pintura sin drogarse con la pintura que se seca.
12. Las superestrellas del instituto seguirán siendo superestrellas, y los perdedores seguirán siendo perdedores. Así que, a menos que intentes activamente divorciarte de tu identidad del instituto, ésta se colará muy fácilmente en tu identidad universitaria, y te convertirá en lo que serás de adulto. Así que si no te fue muy bien o no tuviste muchos amigos en el instituto, ahora es el momento de cambiar eso.
13. Todo el mundo es inseguro. Excepto el 5% del alumnado que es popular y encaja en todas las cajas de normalidad de la sociedad. Ellos están teniendo el tiempo de sus vidas. Simplemente, asúmelo. Al menos algún día dejarás un legado creativo en el mundo. (¿Verdad? Esto funciona como una racionalización decente en cualquier caso)
14. Los profesores están sobrecargados de trabajo, mal pagados y crónicamente infravalorados. Esto no quiere decir que tengas que ser un total mamón con tus profesores porque por alguna inexplicable razón eligieron esta profesión, pero recuerda que ellos también son de hecho humanos y merecen al menos un poco de respeto por tener que pasar sus días con un grupo de adolescentes angustiados y socialmente torpes.
15. Sue Sylvester tenía razón. El instituto es un sistema de castas, pero en el gran esquema de la vida también es un periodo de tiempo tan corto en tu vida que bien podrías intentar aprovecharlo al máximo. Saldrás de allí tan pronto como puedas, y créeme cuando te digo que nunca puedes anticipar cómo te sentirás cuando por fin llegue el día que nunca pensaste que llegaría.
16. La gente cotilleará; sobre ti, sobre la vida amorosa de los profesores, sobre los demás, la lista es interminable. La única diferencia es que en la universidad es al menos un poco más fácil de evitar.
17. El único propósito de las reuniones del instituto es vengarse de la gente que dudó de ti o se burló y se mofó de ti a tus espaldas. Asegúrate de hacer algo en esos diez años que haga que esos antiguos matones y abejas reina se retuerzan en sus asientos del gimnasio del instituto mientras se revuelven torpemente la ropa y recuerdan su juventud desperdiciada.
18. Por último (y quizá lo más importante), cuestionar la autoridad te hará la vida más difícil. Acepta y abraza esto, porque si lo haces, te garantizo que podrás dejar una huella en tu instituto (y en el mundo).